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OPINIÓN - MARTES, 19 DE DICIEMBRE DE 2006

 
OPINIÓN / COLABORACION

Proyecto de creación de una
Unidad Especial Contraterrorista (III)

Por Jorge Pérez Blanca

Cuanto más egocéntricas se vuelve la mente, más intransigencia, más dogmatismo, más intolerancia. Esta mente vieja, condicionada, angustiada, recrea en el hombre una atmósfera de miedo, fragmentación, engaño, infantilismo, inmadurez.

El miedo es el signo de una mente enrarecida. Miedo a la vida y a la muerte, a la soledad y a la compañía, al pasado y al futuro, a uno mismo y a los otros, a la sociedad y al individuo. Miedo e ira, temor y hostilidad, así se mueve la mente amenazada, siempre en conflicto, en guerra, apoyándose falazmente en ideologías, en subjetivismos con los que buscar un pretexto para su violencia y su codicia.

Como se puede observar el TERRORISMO es más peligroso de lo que la gente puede creer; es un problema grave, en donde está en juego a parte de la vida de muchas personas y el sistema democrático de nuestra nación, la unidad e independencia de la misma, su integridad territorial, y el Estado del bienestar; el equilibrio y la armonía del pueblo, la paz de espíritu, la seguridad anímica de las personas, la tranquilidad que produce vivir la vida sin miedo y seguridad. El Terrorismo en España pretende todo esto y ha conseguido bastante.

Si la ETA, aproximadamente, han matado a 820 personas, si cada familia entre hijos, mujer y padres suman un total promedio de diez componentes, los directamente afectados psicológicamente serían 8.000 seres humanos. Pero si tenemos en cuenta las personas que han sido afectados por atentados terroristas, por kale borroka, por la sentir permanentemente la amenaza sobre él, su familia, su trabajo, su pueblo, su ciudad o su nación, me río de la novela de Gironella “ Un millón de muertos” causados por la guerra civil. En Nuestra Patria España hay mas de cinco millones de persona que están afectadas por problemas psicológicos consecuencia del miedo y la ansiedad, son muertos en vida que mal viven el día a día, y eso se tiene que acabar y eso lo tiene que acabar Uds. Señores del Gobierno. No podemos seguir comprando democracia a costa de tantas vidas humanas y de tantos enfermos con mala vida.

No es motivo de este informe decir que es la ETA ni los objetivos que pretenden, pero se han dado argumentos suficientes para que el Gobierno, se tome esta guerra en serio, y que utilice todos los medios que tiene a su alcance para preservar al pueblo de su inseguridad y su miedo.

FF.AA. Y EL TERRORISMO

La razón de este escrito fue proponer la participación de las FF.AA, a través de la creación de una pequeña unidad, en misiones de CONTRATERRORISMO.

Se que en España el utilizar una parte mínima del Ejército en misiones de Seguridad Interna, sólo contra el terrorismo, va a encontrar el rechazo de la mayoría de las fuerzas políticas, principalmente por los partidos nacionalistas y por todos los partidos de Izquierda, pues el acoso y derribo que ha sufrido nuestro ejército, solo se debe a la absurda e irracional idea de que era un elemento de represión utilizado por Franco.

Además, aparecerán políticos y periodistas que piensen que se trata de un nuevo GAL.

El GAL fue una chapuza, mal parida desde las cloacas de la corrupción gubernamental del gobierno socialista, formada por mercenarios, malos policías, dinero negro etc. Fue un intento desesperado y mal planeado, sin consenso político, de no buscar enfrentamiento interno con el Ejercito (Muerte del capitán de Farmacia Blanco y su canje rápido) y acabar lo mas rápidamente con un terrorismo bien entrenado, equipado, con un gran aparato Logístico, con sus medios de propaganda (DIARIO EGIN), y su brazo político oficial (HERRI BATASUNA). Lógicamente el fracaso del GAL estaba asegurado; generando un efecto rebote para organizar unidades legales en la lucha contraterrorismo.

No hay razón alguna por la que el ejército no pueda asumir misiones de seguridad pública en una sociedad cuando su utilización se ajuste a la ley y tenga el respaldo y autorización del gobierno de la Nación.

Ya que somos los grandes copiadores de los ejércitos de otros países, especialmente del Norteamericano, veremos que se piensa en el extranjero sobre la utilización de las FF.AA. en misiones contraterrorista.

En el contexto británico, los que piensan en el posible empleo de las Fuerzas Armadas en el papel de seguridad interior, basándose en previsiones hipotéticas de situaciones que pudieran surgir en el futuro, tampoco ven problemas particulares porque confían en que las Fuerzas Armadas cumplirán con su deber y actuaran como sea necesario y bajo las estrictas directrices del Presidente del Gobierno.

Muchos críticos “liberales” y los de ideologías marxistas-leninista, experimentarán desasosiego, no tanto por el papel que pueda desempeñar las fuerzas Armadas por sí, sino por su extensión y consecuencias para las libertades sociales. Estos ya ven tanto la actuación de la policía como en el ejército, medidas coercitivas y de represión al servicio del poder político.

En los estados democráticos liberales, hay una serie de razones, comúnmente aceptadas, para que se asigne a la policía el papel primario de la seguridad interna. Pero el aumento del terrorismo, el carácter cambiante de la violencia política, el impacto de los escritos de los teóricos revolucionarios y subversivos de autores europeos, las guerras producidas por el componente religioso-islamista radical y el aumento de los nacionalismos con tendencias independientes, han contribuido a la creencia de que la violencia interna es un fenómeno cada vez más probable y amenazador, y que con toda seguridad, acabará siendo necesario recurrir a las Fuerzas Armadas para que se enfrenten con él.

Hay analistas que consideran legítimas y apropiadas la intervención de las Fuerzas Armadas en situaciones de terrorismos y otras de seguridad interna. Estos analistas mantienen que existen claras tendencias hacia un aumento y extensión de la violencia política que someterán los recursos de la policía a graves tensiones o frente a las cuales dejarán de tener efectividad los métodos tradicionales de ella. Se podría crear una situación en la que el imperio de la Ley discrepará ostensiblemente de los valores y aspiraciones del pueblo o en la que la sociedad en general no consiguiera acomodarse o ajustarse suficientemente a los cambios económicos o sociales.

Cuando se rompe el consenso y disminuyen la disciplina y cohesión sociales, es lógico esperar que se acreciente el terrorismo y la violencia política.

Para adaptarse a las variaciones de las condiciones sociales, tendremos que cambiar nuestros sistemas legales, económicos y políticos, de modo que reflejen la transformación de las circunstancias y aspiraciones de los ciudadanos (como ya ha ocurrido en España, en su postura contra el TERRORISMO). Pero la preocupación excesiva por parecer que somos demócratas ante la opinión pública nacional y extranjera, podría ser motivo de una respuesta débil y vacilante contra el terrorismo, que a la larga podría terminar con la democracia.
 

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