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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 20 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Quinientos y pico
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Sentada ante el televisor se me atragantó la sosa tarrina de arroz integral calentada en microondas que constituye hoy por hoy mi tentempié dietético. Me atraganté y se me cortó la digestión porque, la sosez endémica del arroz se transformó en un regusto amargo de hiel y acíbar, ante la increíble noticia de que, Zetapé, va a regalar a la ONU más que quinientos millones de euros de los españoles. Una generosidad y dadivosidad muy alabadas, porque, nuestros dineros, irán, al parecer a “Proyectos de desarrollo” y además, la esplendidez permitirá que España tenga más representatividad, a más enchufados y amiguetes colocados y encima con el despliegue del montaje de la Alianza de las Civilizaciones, con oficinas, empleados, funcionarios, cargos representativos, consejeros, secretarias. Una auténtica agencia de colocación para privilegiados. Y eso en un país, como es el nuestro, que cuenta con ocho millones de pobres, más los que van llegando, o los que están aquí viviendo en la más profunda miseria.

Quinientos y pico millones “por la cara” sin consultar a Dios ni al diablo, sin preguntar al pueblo español si preferimos que esos dineros, que no son de la herencia de los antepasados del pesóe, sino que salen de los bolsillos de la puteada y esquilmada clase media, si esa cantidad preferimos destinarla íntegramente a sacar de la pobreza a los nuestros. O en mejorar en trescientos euros cada pensión de los abuelos, para que no salgan a mendigar los días veintiséis de cada mes por las calles de las ciudades. Quinientos millones para viviendas sociales, que se han sorteado en Málaga mil VPO y han concurrido veintidós mil criaturas.

¿Comprenden por que me amargó el arroz? Sí, por eso mismo, por las crueles pamplinas que constituyen cada uno de los gestos de nuestros gobernantes. Por su frialdad y su distancia con los problemas auténticos que angustian y apenan al pueblo soberano. Y si se quiere aliar con civilizaciones nuestro Zetapé que, en lugar de andar de visita con el presidente argelino o con el loco iraní, se pase por los campos de Níjar y vea a mis paisanos marroquíes que se dejan los pulmones bajo los plásticos, atufados por los productos químicos arrancando tomates, que les vea viviendo en cortijadas abandonadas, intentando mantener en su miseria, una mínima dignidad. O que se vaya a la fresa de Huelva para ver a los marroquíes y a los mauritanos, por no decir a los africanos, viviendo bajo cartones.

¿Prefiere nuestro Presidente tal vez pasearse por Jaén? Sí, hombre, a la aceituna, cuando llegan los magrebíes a Baeza y las hermanitas de las Carmelitas Descalzas se quitan de comer lo poco que poseen para darles bocadillos a los hambrientos y desesperados inmigrantes que van buscando tajo y jornal. No se puede tratar como animales a las criaturas en el país de uno y montar al tiempo pedazo de oficinas a todo plan para “las Alianzas”.

Con los sudacas, al parecer no hay tampoco que perder mucho el tiempo, esos se hacinan de veinte en veinte en pisos miserables a mil euros al mes, realquilando los camastros, aunque con la civilización de ellos, que es la nuestra, pues de lo mismo hemos mamado en lengua, religión y cultura, no hay que “aliarse”. Quinientos y pico millones que, invertidos aquí podrían aliviar muchas penas y muchas fatiguitas, pero nosotros, ni generamos puestazos ni somos la ONU, somos simplemente mierda.
 

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