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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 20 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Sexto asalto
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

Después de los cinco asaltos transcurridos (entrevistas) entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy Brey, desde que el primero iniciara su andadura como Presidente del Gobierno, no se ha apreciado aun, a pesar de haberse traspasado el ecuador de la “pelea” (entiéndase legislatura 2004/2008), ventaja de ninguno de los contendientes, llegándose a este sexto asalto en el que, en principio, se especula con un resultado de “mach nulo” (empate) dadas las actuaciones previas de los púgiles que hoy nos ocupan y que no vislumbran una ventaja de ninguno de los dos, a pesar de los ataques extremadamente entusiastas y partidarios de ambos contrincantes, nosotros diríamos que furibundos por lo coléricos que pueden resultar. Aunque quien sabe si, quizás, en la “velada” del próximo viernes pueda registrarse un resultado de abandono por parte del púgil de la calle Génova dada la apreciación que tiene de que su oponente le haya preparado una añagaza con la que distraer su atención y propiciarle el golpe certero que acabe con él en la lona.

Y es que, ya antes del combate, se ha visto como la contienda ha sido anunciada a los medios de comunicación en vez de habérsele formulado propuesta al contrario, lo que por parte del púgil Rajoy se entiende como una desatención, aun cuando por los cuidadores de Zapatero se han expresado, desde su recinto de la Moncloa, las correspondientes disculpas.

Al púgil de la calle “Génova”, como decimos, se le viene denotando una total desconfianza ante el “Monclovita” pues piensa que dice una cosa y luego hace otra. Que ha venido siguiendo un proceso de rendición ante otros peligrosos oponentes, hampones que manejan el cotarro, aun cuando sin enfrentarse abiertamente a los mismos y que le obligan a retroceder sin que se diga nada abiertamente sobre las gestiones llevadas a cabo para romper estas turbias relaciones.

Que, por una parte, firma un tratado contra esta lacra y, por otra, tenía iniciada conversaciones para un “acuerdo pacífico” evitando el enfrentamiento entre ambos, pero que no se decide abiertamente a romper el pacto. En definitiva, sospecha Rajoy, que cuanto diga a su oponente le va a resultar en su contra y, por lo tanto, queda convencido a que no va a existir confrontación sino más bien el reglamentario saludo de rigor en cuanto pise el ring de la Moncloa y vuelta a casa.

El otro púgil mantiene sus esperanzas de poder atacarle por los flancos: la buena “bolsa” económica de que se dispone, estupendos indicadores estadísticos de los enfrentamientos por él llevados a cabo tanto en lo que a PIB (público incremento boxístico) e IPC (importancia para el combate) últimamente registrados no refiriéndose para nada de la B. P. (boxeo profesional) ni a los TT. II. (títulos intermedios) así como tampoco de otros datos o factores que se toman como necesarios para analizar o valorar la preparación o estado físico del contendiente.

En resumen: un combate aunque interesante para los espectadores incierto por lo que ha resultado se refiere y que podremos presenciarlo por televisión en directo o en diferido, radiofónica, digitalmente o conocer su resultado a través de los otros medios de comunicación escritos que nos darán cumplida cuenta de su desarrollo.
 

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