PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 24 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

El pluriempleo
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En la España de Franco, pasados los primeros y más terribles años de la postguerra, el pluriempleo fue la tabla de salvación a la que se agarraron muchos ciudadanos para elevar su nivel de vida. El cincuenta por ciento de los españoles, según un reportaje de la época, salía por las mañanas de sus hogares y no regresaba antes de las nueve o diez de la noche.

Hacían chapuzas a domicilio, tras salir de su trabajo, el mecánico, el electricista, el carpintero, el albañil... Tampoco los oficinistas que trabajaban para el Estado, desdeñaban la oportunidad de llevar la contabilidad de empresas o comercios florecientes. Y no crean que quienes ocupaban puestos destacados, como directivos en la sociedad y formaban parte ya de una clase media pujante, desperdiciaban la ocasión de participar en varios consejos de Administración ni de cuantas canonjías les cayera por haber pertenecido al bando de los ganadores.

Y todo porque los sueldos de la época no daban para hacerle frente a las letras firmadas por la compra del piso, llevarse a casa los cuatro electrodomésticos a plazos, ahorrar para las vacaciones veraniegas, comer y vestir un poco mejor, o bien mandar al niño a la Universidad.

Cuando Felipe González ganó sus primera elecciones, lo primero que hizo fue anunciar que se había acabado el pluriempleo. Y la Ley de Incompatibilidades cayó como un jarro de agua fría entre los funcionarios de las Administraciones Públicas y personal al servicio de las Comunidades Autónomas.

En Ceuta, por ejemplo, yo vi a pluriempleados de cierto postín, rebelarse contra la ley y echar por la boca sapos y culebras contra los socialistas. Los socialistas, de aquel año de 1984, se defendían diciendo que sólo protestaban quienes llevaban muchos años disfrutando de una mamandurria a la que sólo accedía la gente de derecha. Pero olvidaban que también los había entre sus filas.

Pues bien, cuando parecía que los políticos habían dejado de perseguir con saña a quienes se pasan los asuntos incompatibles por donde las moscas acuden al primer síntoma de dejadez higiénica, nos encontramos con que han vuelto a las andadas.

En este caso, son los políticos de la oposición quienes han descubierto que en el Gobierno presidido por Juan Vivas existen cargos que son remunerados por cumplir funciones incompatibles con el papel que desempeñan al servicio de la Comunidad Autónoma.

Primero, le tocó el turno a Francisco Javier Sánchez Paris; jefe de Gabinete de la Presidencia. Mas como la insistencia es arma que suele convertirse en bumerán, la acusación fue decayendo hasta quedarse en agua de borrajas.

Ahora es Alberto Solano, viceconsejero de Servicios Ambientales, quien está sufriendo las arremetidas de quienes le achacan que ha estado ejerciendo funciones de apoderado o administrador de Estructuras Cobesan. Es decir, una incompatibilidad en toda regla, si se comprobara que es así. Por consiguiente, no le arriendo las ganancias al viceconsejero.

Sin embargo, lo que no acabo de entender es por qué la oposición denuncia ahora un hecho que data ya de antiguo. ¿O es que mientras no ha habido campaña electoral el todo vale es una práctica respetada entre partidos? Porque de ser así, y conociendo el paño nada me hace pensar lo contrario, las denuncias contra el tal Solano y la que venga detrás, que seguro estará ya en cartera, carece de todo valor y apenas si hará mella en la popularidad de Juan Vivas. Y, mucho menos, servirá para causarle el menor daño en las urnas.

Sean serios quienes denuncian, porque aun estando en su derecho, deberían actuar a tiempo. Y, sobre todo, mirar a su alrededor y ver si en su familia hay algún premiado con prebenda incompatible.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto