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OPINIÓN - SÁBADO, 30 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

No sé por qué razón me ha dado, últimamente, en ver fotografías y más fotografías que salen publicadas y que sus imágenes me mueven a la risa. Igual, el asunto está motivado, porque me voy volviendo viejo y ver a tantos carcamales juntos, me produce la sensación de que nada se mueve, de que todo sigue igual y que el que agarra un sillón, ganando una buena pasta gansa, se convierte en el Cid y quiere seguir ganando, esa misma pasta, después de estirar la pata. Dinero, papel sucio y maloliente que metaliza los corazones.

Es más, como se trata de “partidos”, me traen a la memoria el caso de Guti, la eterna promesa del Madrid, que ya rebasa los treinta años y se está a la espera de que se convierta en realidad. Nada, no hay forma, los carcamales no quieren abandonar el barco, aunque éste se les vaya a pique y fichan, por su partido, de por vida. Manda...la cosa.

Mientras los chavales, la gente joven, ven como estos carcamales a los que la próstata les juega, en ocasiones, el tener que salir corriendo a buscar donde verter aguas, quieren seguir al mando de la nave, sin darles ni una sola oportunidad de demostrar su valía. Y qué es lo qué pasa, con todo esto, pues que los años se van cumpliendo y, esos jóvenes, se van convirtiendo en nuevos carcamales sin haber tenido la más mínima oportunidad. O sea, como Guti, la joven promesa que nunca será una realidad.

Renovarse o morir que diría la sabia de mi abuela. Pero, aquí, por lo visto lo de renovarse es sólo la ilusión de unos pocos de jóvenes que vienen empujando y pidiendo, a gritos, paso para ocupar el puesto que se merecen, por su juventud, por ser el futuro y porque están mucho más preparados que todos esos carcamales que nunca hicieron nada, pero que no abandonan el sillón para poder seguir viviendo sin dar golpe de la sopa boba. ¡Cualquiera es el guapo que les quita, a todos ellos, la gorra y el pito con mando, que les tocó en la tómbola de la vida!. O sea, que según la actuación de los carcamales, toca morir. Nada es renovable, siempre debe ser lo mismo y los mismos, con la cantidad de cosas que, hoy día, se pueden reciclar.

Tengo que reconocer, porque es justo hacerlo, que no es cierto que los carcamales no hicieron nunca nada de mérito. Lo cierto es que si hicieron, el ridículo en cada ocasión en las que tuvieron que intervenir. Pero nada les importa, ellos siguen fieles a la frase que hiciera famosa Felipito Tacatún: “Yo, sigo”. Eso sí, para que continúen al frente de la nave, cuentan con el apoyo de todos los estómagos agradecidos que ven, en estos ineptos y analfabetos políticos, las migajas de pan que les ofrecen cada día.

Y, a todos esto, la juventud, esos jóvenes que deben ser el futuro, ven como los años van pasando y que, los carcamales son inamovibles, prestos a no darles jamás una oportunidad. Lo que no entiendo son los motivos por los cuales, estos jóvenes, ven como van pasando los años, se van haciendo viejos y no dicen ¡basta!. ¡No más tomadura de pelo!.

Sólo basta echar una mirada, a la fotografía, para comprobar que los jóvenes tendrán una oportunidad cuando las ranas críen pelos y los sapos orejas. ¡Pobre juventud!
 

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