PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - SÁBADO, 30 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

“En menos de canta un gallo”
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

En la antigua emisora de Radio Dersa Tetuán, de la que era director don Gaspar Tato Cuming (el creador de los comentarios “En menos que Canta un Gallo”, título de su invención que Gaspar utilizaba diariamente en un comentario radiofónico de actualidad o político que emitía la citada emisora aun cuando lo hemos visto encabezando artículos de Martín Ferrand en el diario ABC), y dado lo ingenioso de su citado director, se organizaban una serie de actuaciones cara al público entre las que sobresalía una titulada “La Silla Eléctrica” en la que a un personaje popular de la ciudad (actor, futbolista, taxista, limpiabotas, médico, ingeniero o persona de cualquier otra actividad profesional) se le sometía a una serie de preguntas, algunas de ellas comprometidas, que el interesado estaba obligado a contestar.

Ni que decir tiene que el jolgorio era general cuando preguntaban a alguno, por ejemplo al médico, si atendía igual a las personas en su consulta privada que en el dispensario (en Marruecos no existía la Seguridad Social más que para los trabajadores que venían contratados de la península), a lo que éste respondía que, aun empleando menos tiempo, su deber no le permitía más que utilizar los conocimientos que había adquirido estuviera donde estuviera pasando consulta. A un futbolista le preguntaban que cuantas novias había tenido en el transcurso de su vida profesional y si había alguna a la que hubiera marcado algún penalti, contestando el interlocutor que solo había tenido una novia que hoy en día era su mujer. Al limpiabotas lo ponían en la picota cuando le preguntaban si había limpiado alguna vez los zapatos de alguna señorita (entonces apenas si las mujeres usaban pantalones) y si se le había ocurrido mirar hacia la entrepierna. Su contestación fue clara: nunca miro más que a los zapatos cuando estoy trabajando. A un soltero empedernido le preguntaron por qué no se casaba, a lo que éste contestó, para que quiero casarme si la mujer es como el automóvil: cuando me hace falta uno lo alquilo. Total que, salvo éste último que se salió de tono, todos eran “fieles servidores públicos”.

Y nos acordamos también de aquel concurso cara al publico “Corra y llegue pronto” que se organizó para saber quien tenía el número de pié mas alto, presentándose una veintena de jóvenes que, como no, se aprestaron a la correspondiente prueba, aunque el cincuenta por ciento de ellos, al requerírseles para que se quitaran los zapatos y calcetines, se retiraron del concurso.

Los ejemplos anteriores nos vienen a demostrar que la raza humana es, en cuanto se le pregunta por sus defectos o interioridades, muy defensora, salvo excepciones, de la estimación, renombre y buen crédito personal pero, al tener que demostrar los hechos para los que, como en el último caso, hace falta quitarse los zapatos y calcetines, la mitad de los convocados, “en menos que canta un gallo”, se retiraron… cualquiera sabe si era porque podrían tener los calcetines con agujeros, la uñas como peinetas o los pies pocos limpios.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto