PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 04 DE ENERO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Jacques Chirac
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Los franceses siempre han mirado a los españoles por encima del hombro. Y en más de una ocasión han tratado de someternos a la tiranía de su chovinismo. Los desencuentros con los franchutes han sido muchos.

El siglo XIX, para no irme muy atrás, es fiel reflejo de cómo se las gastaban con nosotros. Cuando se las daban de aliados, debido al pacto de San Ildefonso, nos buscaron la ruina en la Batalla de Trafalgar. Donde los ingleses nos dieron la del pulpo por la ineptitud de Villaneuve: un almirante francés que le puso a Nelson la victoria a huevo. Un desastre de la Marina española, que jamás le permitió levantar la cabeza.

Con Carlos IV y el valido Godoy, tan unidos a Napoleón, los franceses trataron de meternos las cabras en el corral y si no lo consiguieron fue porque los españoles pensaron que ya estaba bien de dejarse avasallar y decidieron que había llegado la ocasión de acabar con los absolutismos. Así que entre lo dicho y las arengas de los curas de misa y olla temerosos de que la Ilustración acabara con el temor a sus prédicas y privilegios, los gabachos sufrieron lo indecible y terminaron claudicando.

Tampoco los franceses supieron estar a la altura de las circunstancias cuando los soldados republicanos huían de España -en la cual se empezaba ya a cantar el Cara al Sol- a la búsqueda de cobijo al otro lado de los Pirineos. Y todavía nos acordamos de las muchas pegas que nos pusieron para entrar como miembro de hecho en la Unión Europea. Pues mientras Miterrand, hacía manitas con Felipe González, la mayoría del partido socialista francés, se oponía a la entrada de España en la UE porque estaba convencida de que era ruinoso para la pesca y agricultura francesas. Sin contar con las actuaciones dubitativas de los franchutes en tanto y cuanto a perseguir a los etarras refugiados en su territorio.

El mismo Chirac, entonces en la oposición, prometía que, si los socialistas perdían las siguientes elecciones en Francia, pediría una renegociación de lo pactado con los países ibéricos. Es decir, Portugal y España. Un Jacques Chirac que empezaba a mostrarse tan contrario a nuestros derechos que propiciaba, entre otros problemas, que los agricultores se permitieran el lujo de poner patas arribas los camiones españoles que cruzaban la frontera cargados de frutas.

De Chirac se cuenta que un día lo visitó en su despacho de la alcaldía de París, Abel Matute, que era comisario europeo, acompañado de Aznar. Y que el comentario del alcalde parisino, muy dado a las bromas y a los chistes verdes, fue: “¿Quién es este tío del bigote”. Y, claro, al enterarse Aznar, poco después, le juró ya odio eterno.

El odio entre ambos presidentes llegó a su punto culminante cuando Aznar supo que los franceses habían vetado la ayuda a España de la UE cuando lo de Perejil. Como, a renglón seguido, Washington le hizo ver al Rey de Marruecos que había metido la pata al invadir el islote, terminó ocurriendo lo que ya todos sabemos. Que Aznar se vio obligado a hacerse una fotografía de mentira en las Azores. Un favor que le ha costado innumerables disgustos y repulsas.

Ahora, tras haber pasado ya mucho tiempo sin tener que soportar a un Aznar a quien JCH tachaba de antipático, intransigente e inflexible, el arrogante presidente francés ha vuelto a demostrar que tiene a España metida entre ceja y ceja. Y que en cuanto puede trata de fastidiar a los españoles, ya sea presidente Aznar, Zapatero o el sursum corda. Lo decimos tras leer una información en este periódico acerca de un reportaje donde se dice que Chirac trata de ahogar a Ceuta económicamente. Lo cual demuestra que el fulano es más o menos como pensaban los gaditanos del almirante Villaneuve: un hijo de la gran... Francia.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto