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OPINIÓN - DOMINGO, 14 DE ENERO DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Se acabaron las fiestas navideñas y deberemos volver al tajo en la misma forma que lo dejamos que no es otra que dejar ya, de una vez por todas, apartadas esas jornadas de to er mundo es bueno, para volver a lo nuestro de cada día que no es otra cosas que darle caña al mono que, por supuesto, se lo merezca. Oiga, amigo guardia, al que no se lo merezca, como hacen los Reyes Magos, no le traeremos carbón. Ahora, eso sí, hay que reconocer que, por méritos propios, existen quienes se han hecho merecedores al carbón. Tengo un chiste fácil para cerrar el primer espacio, pero no lo voy a hacer.

Cuando los políticos u lo que sean, que tampoco hay que pasarse en las denominaciones del asunto, no encuentran medios para tacar al contrario recurren a lo que no se debe hacer, al insulto. Y, con ellos, nos dan una demostración más de su falta de capacidad intelectual y política para atajar sus diferencias en determinados casos y momentos. Viene, con esto, a cuento una anécdota ocurrida hace años, en el parlamento español cuando un polítíco quiso dejar en ridículo a su oponente y le dijo: "Cállese que es, su señoría tan viejo que lleva los calzoncillos largos".A lo que su oponente, sin inmutarse le contestó "No sabía que su señora era tan indiscreta". Eso es tener capacidad intelectual suficiente para responder a un insulto sin caer en la chabacanería, ni en el barato insulto callejero. Claro que, ante esto, hay que decir que las diferencias, entre los que usan el insulto callejero y los de la capacidad intelectual para saber devolver los insultos sin caer en la chabacanería, hay diferencias abismales.

Para aquellos que, en verdad, se han creído que son unos buenos imitadores de Alfonso Guerra, habría que decirles que, hoy día, en los momentos actuales, las frases dichas por el que fuera vicepresidente del Gobierno en la época de Felipe González, no tendrían la repercusión que tuvieron en su tiempo, donde decía lo que el personal, de aquella época de inicios de la democracia, quería oír. Cada frase dicha por un político o sui forma de actuar, en determinados momentos, va en consonancia con ese tiempo, querer trasladarlas a los momentos actuales es realizarlas fuera de su tiempo y eso, hoy día, no pega ni con cola.

Naturalmente, todos estos imitadores de, Alfonso Guerra, por principio no le llegan ni a la suela de los zapatos al que fuera azote de la derecha. Guerra, al que tuve la suerte de conocer y hablar con él en una de las ocasiones que estuvo en nuestra tierra sabía, tenía una gran preparación cultural y sabía, perfectamente, en qué momento y en qué ocasiones, debería decir la frases adecuadas. Nunca se precipitaba ni recurría a hablar un andaluz fullero que en tan mal lugar deja a los andaluces y es más, ni ese andaluz fullero se habla en Andalucía.

Para querer ser un imitador de Alfonso Guerra hay que tener, por principio, la preparación cultural del que fuera vicepresidente del Gobierno español y, sobre todo su rapidez mental a la hora de intervenir, sin utilizar el andaluz fullero ni el insulto de la chabacanería para tratar de descalificar al contrario. Cuando alguien no está preparado para ocupar determinado lugar, por dignidad lo mejor que puede hacer es marcharse a casa.
 

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