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sociedad - LUNES, 15 DE ENERO DE 2007


Puerto de Ceuta. archivo.

reportaje / transporte
 

Cómo evitar hacer noche
a veinte kilómetros de Ceuta

Si se utiliza el transporte público hay que planificar el viaje con mucha minuciosidad
 

CEUTA
Verónica Fernández
veronicafernandez@elpueblodeceuta.com

Viajar es un placer y, además, bueno para la salud. La nuestra y la de nuestro entorno. Males endémicos de la sociedad en la que vivimos como el racismo o la intolerancia, en cualquiera de sus grados y vertientes, desaparecen en aquellas personas acostumbradas a viajar, a ver otras culturas, a compartir puntos de vista con gente que parece distinta a nosotros por su color de piel o su religión.

Hace años, menos de los que los jóvenes puedan pensar, lo normal era que la gente no conociese más que los pueblos de su entorno y era raro aquel que conocía ciudades situadas a 200 o 300 kilómetros de distancia. De hecho, irse a ‘hacer las Américas’ era no sólo una aventura sino, para muchos, un viaje sólo de ida y es que son miles los emigrantes españoles que murieron allende los mares sin haber vuelto a pisar la tierra que les vio nacer.

Afortunadamente, hoy eso es algo que, al menos para los españoles, forma sólo parte del recuerdo. Gracias a la evolución de los medios de transporte, al desarrollo de la red de carreteras y al mercado de la libre competencia que ha abaratado cuantiosamente los precios, no hay distancias y quien más quien menos, conoce gran parte de la geografía nacional e, incluso, del extranjero.

Vivir en Ceuta o en Canarias o en cualquier otra región extrapeninsular entraña en muchas ocasiones dificultades de comunicación que se solucionan con importantes descuentos en medios de transporte como el barco o el avión que para muchos son un lujo pero que en los citados casos constituyen una necesidad ya que la única forma de salir de ellos es mediante el transporte público. Por esta misma razón se multiplican las conexiones, se abaratan los vuelos y se fomenta la movilidad de sus habitantes. O al menos así debería ser pero lo cierto es que en Ceuta conseguir esto es bastante difícil.

Madrid

Un destino tan frecuente como pueda ser la capital de España se convierte en un lugar del que resulta complicado regresar si no tomamos el primer medio de transporte que salga con destino a Algeciras antes de las once de la mañana ya que, de lo contrario, lo más probable es que tengamos que conformarnos con ver la ciudad desde el otro lado del Estrecho y hacer noche en la vecina localidad gaditana a la espera de tomar el primer barco de la mañana.

Es evidente que ni la empresa de autobuses ni tampoco la ferroviaria planean sus horarios en función de los ceutíes, una cifra insignificante de clientes si se tiene en cuenta la zona del Campo de Gibraltar, a la que van destinados principalmente estos servicios. Sin embargo, si deberían ser las compañías navieras quienes se preocupasen de mantener adecuadamente comunicados a los caballas teniendo en cuenta que ellas son el cordón umbilical con la Península y que ellos constituyen la razón de ser del servicio que prestan.

Así, tomar el autobús que sale a las cuatro de la tarde de Madrid, en lugar del anterior, que sale a las once y media, supone llegar a medianoche y, por lo tanto, tener que dormir en Algeciras. Pasa lo mismo con el tren. Renfe tan sólo presta dos servicios de conexión con Algeciras uno matutino y otro vespertino. Si tomamos el Altaria que sale a las cinco de Madrid perderemos el barco de las diez por media hora con lo que, nuevamente, deberemos hacer noche en tierras andaluzas.

Así las cosas, aquellos ceutíes que se sirvan del transporte público para desplazarse por la Península tan sólo podrán llegar a coger el último barco si viajan en avión desde Málaga o Gibraltar, o haciendo más malabarismos con los vuelos a Jerez o Sevilla y las posteriores conexiones en autobús. Por no hablar de los clubes ceutíes que participan en competiciones nacionales, que deben salir fuera de Ceuta a disputar sus partidos, y que ven cómo cuestiones como ésta suponen un gran gasto para sus pequeños presupuestos.

Está más que claro que las navieras, como empresas que son, no están para perder dinero por lo que aumentar el número de rotaciones para paliar esta situación no les resultaría precisamente rentable pero lo que si podrían hacer, tal vez, sería reorganizar los horarios. En la actualidad, son dos los buques que salen con destino a la Ciudad Autónoma a las diez de la noche, cerrando así el horario de rotaciones de cada día. Por el contrario, quienes quieran salir de Ceuta pasadas las diez de la noche, que no serán tantos, tienen no una sino tres posibilidades de elegir una compañía naviera y dos horarios distintos para hacerlo: las diez y media y las once y media de la noche. ¿Realmente sería tan difícil hacer que un barco saliese de Algeciras a las once y media de la noche? Al fin y al cabo, lo que se trata es de dar el mejor servicio posible a los ciudadanos y con esta mínima variación seguro que muchos viajarían más sabiendo que podrían ahorrarse el dormir en Algeciras o en cualquier otro lugar ante la imposibilidad de dormir en su casa tras varias horas de viaje.

Mientras las navieras y las autoridades competentes toman nota, o no, habrá que seguir planeando minuciosamente las salidas de la ciudad porque, de lo contrario, al más mínimo descuido, tendremos que dormir viendo la silueta de Ceuta muy de cerca pero, a la vez, de lejos.
 

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