Una patrullera del SMGC estaba amarrada, como siempre, al
tacón que forma el espigón del muelle Norte de la dársena
deportiva, con el resto del muelle, lindero con el cantil
del surtidor de gasolina. Uno de los cabos de amarre estaba
atado al noray que existe (o existía) en la esquina de dicho
cantil. Por la influencia del viento, aunque menos del
oleaje, el barco hacía un movimiento de vaivén contra el
muelle, protegido por sus defensas. En uno de los
estrechonazos, el barco desgajó uno de los bloques del
cantil, el que hace esquina, de dos metros de largo y un
peso aproximado de 3.000 kilogramos. Dicho bloque cayó al
fondo, provocando la inclinación del barco, cuya amarra tuvo
que ser cortada para evitar males mayores. Sin embargo,
dentro de las instalaciones de Mahersa, sólo se rompió uno
de los tacos que unen los módulos de pantalán, que fue
reparado provisionalmente con cadenas, y hoy con una pieza
de repuesto.
Durante el fin de semana nuestro personal achicó agua a un
considerable número de embarcaciones.
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