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OPINIÓN - SÁBADO, 3 DE FEBRERO DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

La conservación de nuestro Patrimonio

El Consejo Nacional de Patrimonio se reunirá proximamente en Ceuta, concretamente en abril. La ministra del ramo, Esperanza Calvo podrá disponer de un magnífico escenario para anunciar el apoyo estatal a las preocupaciones de la Ciudad Autónoma en la conservación de elementos muy trascendentes de su patrimonio.

Si bien es cierto que el gobierno local, ha contado -no tanto como se hubiese deseado- con apoyos económicos estatales para la puesta en valor de sus excelentes muestras patrimoniales históricas, no es menos cierto que la ciudad en sí mismo es casi un valor a cuidar. Desde la muralla califal, las murallas reales, la Basílica Tardorromana, Baños Árabes... Ceuta es pura historia que a borbotones se descubre a poco que nos fijemos en sus vestigios.

Por ello, en estos momentos, la Ciudad Autónoma en relación al Patrimonio debe mostrar gran preocupación por el estado en que se encuentran las Murallas Meriníes (conocidas popularmente como merinidas). Su pésimo estado de conservación hace peligrar su actual estado vertical. El Gobierno de la Ciudad plantea un plan de urgencia para, cuanto menos, intentar que la parte más deteriorada no se venga abajo. Pero pese a que esta actuación puede alcanzar los 900.000 euros -unos 150 millones de las antiguas pesetas-, los trabajos que debieran desarrollarse para mejorar su estado de conservación tendría que estar contemplado en un plano mucho más amplio cuyo coste se dispara enormemente para las capacidades de la propia Ciudad. Máxime cuando el Patrimonio es un bien común del propio país.

Las Murallas Meriníes no deben caer en el olvido. Buen momento será en el mes de abril como para que la propia ministra las visite y contemple primero con admiración un vestigio tan impresionante y segundo para que tome conciencia de la necesidad de actuar con urgencia en unos restos patrimoniales de primera magnitud.
 

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