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OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE FEBRERO DE 2007

 
OPINIÓN / sniper

Alcalde de pueblo

Por J.L. Navazo


Por íntimas razones que pronto comprenderá el lector, me ha calado emocionalmente el cobarde asesinato de Miguel Grima, alcalde del pueblecito oscense de Fagó.

El asesinato del alcalde de Fagó me hizo retrotaerme en el tiempo, pues con apenas treinta años y con menos de uno en la zona fuí elegido alcalde (independiente) con mayoría absoluta, también en un pequeño pueblo de montaña, de unos 700 habitantes y la misma superfie que Ceuta (sobre 20 km2), de rancia tradición ganadera y forestal y un enorme potencial turístico en ciernes. Sé de las presiones (institucionales y sociales), las envidias, la mala uva y las amenazas, a veces no tan veladas. Uno de mis errores fue, precisamente, mostrarme magnánimo en el juicio hacia un turbulento personaje que, tras un acto público, amenazó literarmente con cortarme la cabeza. O enfrentarme, a pecho descubierto, a la escopeta de caza manejada por las manos temblorosas de un anciano por un asunto de herencia de tierras.

También se impone una reflexión. Como decía Teresa de Francisco, Vivir en un pueblo empobrece, emputece y envilece. En los pueblos el odio crece sin agua y sin abono, asilvestrado. Y una vez nace (por mil y a veces nimios insospechados motivos) es muy difícil de cortar. No es extraño pues que en todas las guerras y enfrentamientos las matanzas más crueles y salvajes se ceben en los pueblos. Lo vimos en la Guerra Civil española; lo vimos no hace tanto en los Balcanes; lo seguimos viendo en Argelia. Al fin y al cabo, los primeros pasos de la democracia, el ágora, se llevaron a cabo en las ciudades. Por no hablar de esa banda de asesinos y mafiosos del País Vasco, ETA, que no ha tenido empacho en liquidar (hombres, mujeres o niños) a los indefensos vecinos del paraíso Euskaldún.

Para mí como para todo bien nacido es evidente que un asesino individual es lo que es. Un vulgar asesino sin más: negro, blanco o amarillo, creyente o agnóstico, europeo o africano... Pero, ¿se imaginan ustedes la sibilina campaña mediática que ya estaría en ciernes si, el guarda forestal y presunto asesino, fuera del Partido Popular...?. No quiero hacer política con ello, fácil es, pero los datos objetivos están ahí a mano, tercos y acusadores. Mírense al espejo y respóndanse ante sí mismos. Algo huele cada vez más a podrido en este país que todavía se llama España.
 

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