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OPINIÓN - JUEVES, 8 DE FEBRERO DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Barco a Algeciras y helicóptero a Málaga

Ser español peninsular es un ‘gustazo’ para quienes deseen sentirse con la libertad de viajar utilizando el medio que desee en el momento que desee. Es tan sencillo como subirse al coche y poner rumbo al ‘infinito peninsular’, sin horarios, ni tarifas, ni apelmazamientos, ni Levantes, ni Ponientes... por carretera comarcales, nacionales, autovías o auptopistas, a gusto del bolsillo y como quiera.

Ser español extrapeninsular tiene sus amplias desventajas, difícilmente compensadas con subvenciones o bonificaciones al transporte que, con el vaivén de los precios del crudo, a veces no cumplen con la verdadera función para la que están destinados en función de las subidas que se experimenta en atención a compensar las subidas de los precios del barril. Subidas que difícilmente retornan a su punto de origen cuando el petróleo vuelve a bajar en precios, como es el caso.

Sin embargo, las desventajas son mucho más evidentes en otros aspectos tales como la falta de libertad en la elección del medio, la adaptación a horarios establecidos, el sometimiento al estado del mar con sus ‘temporales’ y absolutamente rendidos al costo que supone para una familia media situarse en la península para disfrutar de la plena libertad de movimientos con los que cuenta el ciudadano peninsular.

La apertura del aeropuerto de Gibraltar es un logro evidente para los ciudadanos españoles menos para los de Ceuta. Y esto es así porque al Gobierno en su afán por cerrar cuanto antes esta posibilidad olvidó que estamos aquí, en la Ciudad Autónoma, deseando abrir cuantas más posibilidades de elección en las comunicaciones mejor y más si éstas reunen condiciones económicas asequibles al bolsillo medio. Sin embargo, como sucedió con las restituciones de los lácteos que España perdió frente a Alemania y que tanto daño viene haciendo a la única industria láctea instalada en Ceuta, el Gobierno no ha mirado a nuestra ciudad. No la ha tenido presente. No ha debido ser importante como para perder tiempo en la negociación. Si bien hay asuntos en los que sí muestra preocupación, hay otros en los que se demuestra todo lo contrario... y también debe ser comentado.
 

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