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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 14 DE FEBRERO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Un mal día
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La visita de Jordi Sevilla al pabellón de Ceuta, situado en ese escenario prestigioso donde se celebra la Feria Internacional de Turismo, como anticipo de su viaje a esta ciudad, para firmar acuerdos ya consabidos, fue tan oportuna y conveniente para que socialistas y populares se sintieran satisfechos y dejaran, al menos por un día, de tener en los insultos la única manera de debatir las diferencias.

Recuerdo que ese día, 2 de febrero, a Juan Vivas se le notaba que la anunciada presencia del ministro de Administraciones Públicas, en el stand, le producía la consiguiente alegría. Pues él sabía que el ministro iba dispuesto a confirmar concesiones muy provechosas para Ceuta. Es decir, que llegaba con un pan debajo del brazo. Ni que decir tiene que las declaraciones de ambas partes, al finalizar el encuentro, rezumaban contento.

Pocos días después, Juan Vivas hubo de viajar a Madrid para asistir al acto de presentación de los candidatos del PP a las elecciones autonómicas. Un hecho programado de manera inoportuna e inadecuada para los intereses del presidente de la Ciudad. Quien a buen seguro hubiera deseado otra fecha para halagar a Mariano Rajoy y, de paso, mostrarse belicoso con el Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero.

Y es que no pegaba lo más mínimo, tras los acuerdos con Jordi Sevilla, tachar a los gobernantes socialistas de insolidarios y partidistas. Una contradicción que no corresponde con la manera de ser del presidente ceutí. Pero que se vio obligado a introducir en su discurso, cual candidato, para no desentonar en un sitio donde si te muestras razonables con algunos acciones socialistas, Acebes y Zaplana te pueden apuntar en la libreta de los apestados.

Por consiguiente, no me extraña que Antonia María Palomo haya puesto el grito en el cielo, aprovechando la visita del ministro de Administraciones Públicas. Y es que, en esta ocasión, la secretaria general de los socialistas está en su perfecto derecho de largar al respecto. Porque Vivas, siempre tan cauteloso y equilibrado en sus declaraciones, no supo estar en Madrid a la altura que le corresponde a esa mesura que se le atribuye y de la cual da ejemplos diarios. Mas un mal día lo tiene cualquiera.

Lo lamentable es que su pifia haya sido por temor a desentonar en el ambiente del cual participaba. Por temor a verse en estado de inferioridad ante los mastines de su partido. Y a ser juzgado si su discurso hubiera sido justo y sensato, en esos momentos, como alguien carente de la mala baba que los duros del PP reclaman para batir a los socialistas en las urnas.

Digo que eso es lo lamentable, porque Juan Vivas, lo repito una vez más, no necesita convertirse en un can fiero para ganar las elecciones. De ningún modo. Y, sobre todo, su forma de ser está reñida, total y absolutamente, con el hacer discursos en los cuales primen las mentiras porque sí. Por la sencilla razón de cumplir con ese tópico de que al enemigo ni agua que exigen los mandas de su partido.

Así, tan criticables son las declaraciones de Juan Vivas en el día de su reconocimiento oficial en la sede de Génova, como las hechas por el PSPC, diciendo que el presidente de la Ciudad se ha vendido por tres millones de euros. Menos mal que entre la falta de saber estar de unos y de otros, ha sido Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas, quien ha puesto la nota de sensatez: “Ceuta no tendrá trabas para ser una comunidad”. Amén.
 

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