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OPINIÓN - DOMINGO, 18 DE FEBRERO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Mizzian y Chaib
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Mustafa Mizzian parece haber decidido, definitivamente, que el PDSC no participará en la coalición formada por la UDCE e IU. Y, por tal motivo, le han dicho que siempre ha hecho buenas migas con la derecha. Menos mal que ni Mizzian ni Mohamed Chaib, en su momento, cayeron en las redes del GIL. Y mira que los gilistas eran dadivosos a la hora de convencer a quienes necesitaban.

Porque aquellos tíos, conocedores del sitio que pisaban, ponían la pastizara por delante y había que ser muy honrado para decirles que se metieran los euros por donde Luis Aragonés dice que no le cabe ni el bigote de una gamba. Que fue la decisión que tomaron Chaib, Mustafa y Hakim Abdeselam. Y de no haber sido así, seguro que ahora tendrían que soportar un aluvión de críticas negativas.

Mustafa Mizzian, incluso en los momentos más complicados para su partido y para él, no se ha cortado un pelo a la hora de decir que con el Partido Popular los musulmanes viven mejor. Y, por tanto, siempre ha sido coherente con esta afirmación. De ahí que el año 95, no dudara en darle su voto a la fuerza más votada; en el 96, cuando Basilio Fernández perdió la mayoría, no aceptó las promesas de CEU; y sin embargo le dio el sí a los populares a cambio de acceder a la consejería de contratación. Y en el 99, con tres diputados, los dirigentes del PDSC fueron capaces de desechar todas los ofrecimientos millonarios que recibían de los gilistas.

Semejante actitud, nunca valorada en su justa medida, fue además castigada con saña por quienes vieron en ciertos incidentes la oportunidad de vengarse de los que habían contribuido, por medio del voto de censura, a echar al GIL del gobierno. Cierto es que tanto Mustafa como Chaib fueron víctimas de un estado emocional puesto al servicio de una causa en la cual los más beneficiados eran, sin duda, los miembros del PP. Y el yerro, junto a la animadversión de cierto político, los condujo a ser juzgados.

Aún recuerdo a los dos dirigentes del PDSC sentados en el banquillo de los sufrimientos, soportando las inclemencias acusadoras y viviendo unos momentos que además de desagradables pueden ser motivos suficientes para despertar, por medio de la angustia, cualquier enfermedad latente. Y tanto... Y para muestra un botón: el calvario vivido por Chaib, casi inmediatamente. Por todo ello, me parece absurdo tildar a Mizzian de ser muy de derecha, cual si fuera algo de lo que tuviera que avergonzarse, cuando lo único que ha hecho desde que decidió participar en la política activa es pactar siempre, que ha sido necesario, con el PP. Y con esos pactos los dirigentes del PDSC consiguieron que los más necesitados encontrasen en ellos personas dispuestas a solucionarles muchos de los problemas. De lo contrario, jamás se le hubiera ocurrido a Mizzian decirme, en una entrevista, que con el PP los musulmanes viven mejor.

Vayamos al grano: los políticos están para servir a los ciudadanos. Lo cual no admite discusión. Ya que los grandes asuntos de Estado pasan inadvertidos para quienes han de vivir pendientes de cómo poner la olla diariamente, obtener las becas correspondientes para sus hijos o ver de qué manera se les acondiciona una casa que se está viniendo abajo. Esas situaciones, además de otras grandes necesidades, que desgraciadamente todavía existen en gran parte de la población, son las que han de ser solucionadas por quienes obtuvieron el voto de cuantos viven en estado de gran precariedad. Misión cumplida más que bien por el PDSC. Lo cual no quita para que los partidos políticos tengan otras aspiraciones. Pero lo primero, al margen de las ideas, es ayudar a los menos favorecidos. Es la base para pensar, luego, en hacer política de altura.
 

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