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OPINIÓN - LUNES, 19 DE FEBRERO DE 2007

 
OPINIÓN / SNIPER

Un hombre bueno y caritativo

Por J.L. Navazo


Pensar globalmente y actuar localmente. El viejo esquema de pensamiento ecologista supongo que se lo habrá aplicado, a su modo, el vecino del pueblecito manchego de Real de San Vicente, G.R. que el pasado viernes mataba con un hacha a tres familiares directos y hería a otros dos, antes de acabar con su vida arrojándose al vacío desde un noveno piso en Talavera de la Reina.

Incredulidad. Horror. Condena. Los vecinos de este apacible pueblo no acaban de creérselo. Una mujeruca, a la que pude escuchar en uno de los numerosos canales televisivos que acudieron al olor de la noticia, explicaba a su modo lo que había podido ocurrir. Resulta que este buen hombre -y lo digo con todas las de la ley-, tranquilo, afable, trabajador y amante de su familia... no había podido más. ¿Acaso se le cruzaron los cables?.

No lo creo, más bien parece la suya una decisión valientemente pensada, con mucho cuajo. Sí, amigo lector, estoy echándole un capote, un caritativo epitafio, a este buen hombre -todo lo indica- de aquél lugar de La Mancha del que todos, el viernes, pudimos acordarnos.

Este hombre que había llevado años cuidando a su hermana (¡con qué cariño le cortaba las uñas!, narraban sus vecinos), a su madre de noventa años y con Alzheimer avanzado, inválida en una silla de ruedas, a su mujer también con disfunciones motoras, a un hijo de 27 años con problemas mentales, a una hija de 22 años deficiente psíquica... Siempre ahí, al quite, responsabilizándose de todo.

Pero he aquí que los médicos le detectan un tumor en la cabeza y, agotado física y mentalmente, toma la decisión fatal: si yo falto, ¿qué será de los míos?. ¿Quién los cuidará?. Nó, no estoy justificando nada. Pero si éste buen hombre, buen padre, buen esposo hubiera tenido la garantía de que, en caso de faltar él, su familia quedaría debidamente atendida, quizás no tomara la macabra decisión que llevó a cabo el pasado viernes.

Esto parece un suicido inducido, más aun: un suicidio múltiple. G.R., intuyendo que no puede seguir a ese ritmo por mucho tiempo, decide en un supremo acto de entrega y amor ahorrarle futuros sufrimientos a esa familia que tanto ama y por la que toda su vida se desveló. Respeto y piedad.

Este drama no es, ni de lejos, un acto más de vulgar violencia doméstica. Descansen todos en paz.
 

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