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OPINIÓN - LUNES, 19 DE FEBRERO DE 2007

 
OPINIÓN / DAR RIFFIEN

Entre el Sáhara y el terrorismo

Por J.L. Navazo


Más de algún lector me preguntó a primeros de noviembre, tras ser entrevista do en este medio, si no estaría exagerando con el peligro del terrorismo islamista en la región. Con lo que ha llovido desde entonces a los charcos me remito. Y siguen acentuándose las bajas presiones, por lo que me atrevo a pronosticar (y ojalá me equivoque) algún tormentón a corto plazo. Las isobaras están marcadas con nitidez y si de muestra vale un botón, ahí va sin máayores comentarios la portada de la edición del pasado viernes 16 del semanario Maroc Hebdo.

Siguiendo c on nuestros vecinos de al lado, me atrevería a destacar los siguientes epígrafes:

1.Casa Real. Mutismo. Si hace tiempo fue Mulay Hicham, el Príncipe Rojo, quien fue marginado del entorno de Su Majestad, el Príncipe de los Creyentes Mohamed VI, ahora se rumorea con insistencia (versión oficial no hay ninguna) que puede ser el Príncipe Mulay Rachid (partidario de una política interna más continuista y en consonancia con la de su padre, el sátrapa Hassan II) quien pudiera tomar las de Villadiego e ir a instalarse, quién sabe por cuanto tiempo, en los Estados Unidos.

2. Elecciones. El Majzén estaría revisando la maquinaria electoral, pero enlacemos este tema por cuestión de procedimiento con el siguiente.

3. Sáhara. En la primera semana de febrero Marruecos tocaba a rebato a su cuerpo diplomático en Europa, convocándolo a una larga e intensa reunión en la que llevó la voz cantante el aparato de seguridad, representado por el ministro delegado de Interior (en Marruecos hay dos ministros al frente de cada departamento, el que figura y el que manda, puesto este último siempre por el Rey, amén de los ministros de soberanía), Fouad El Himma y el actual director de la DGED (Dirección General de Documentación, servicios de inteligencia para entendernos), Yassin Mansouri, ambos del entorno directo y antiguos compañeros de Mohamed VI, que transmitieron a los diplomáticos las altas directrices sobre las próximas elecciones legislativas (frenar, discreta pero firmemente, a los islamistas del PJD) y el proyecto de autonomía para el Sáhara occidental, que según declaraba el pasado 2 de febrero el ministro de comunicación, Nabil Benabdallah, pivotará sobre tres ejes: la soberanía marroquí, las particularidades socioculturales de la región y el derecho internacional. Sin la anexión definitiva del Sáhara occidental, Marruecos como país puede perfectamente subsistir..., pero la continuidad de la Dinastía Alauí quedaría mortalmente herida.

4. Terrorismo. Días más tarde, domingo 11 de febrero, se reunían en Kenitra los más altos responsables de seguridad del Reino, incluídos prefectos de policía y directores regionales a fin de debatir la nueva estructura adoptada por el terrorismo islamista en la región, particularmente la unificación del GSPC (Grupo Salafista para la Predicacción y el Combate) dentro de Al Qaïda, lo que se entiende ya como una sección magrebí de la misma y un vuelco, un nuevo escenario estratégico. A continuación y no precisamente por casualidad, se encontraban en una cumbre antiterrorista los responsables de seguridad de Marruecos y Argelia. En palabras del periodista Fahd Yata en La Tribune, se multiplican los signos de una real preocupación de los servicios de seguridad nacionales. Las luces rojas de los semáforos echan chispas.

Marruecos (un estado policial al fin y al cabo, aunque con notables avances en libertades y derechos humanos) ata todos los cabos, también los de la prensa. Salé, 9 de febrero. Los responsables de diarios y otros medios de comunicación participan en una reunión, que se pretendía informal, para ser correctamente informados (sic) sobre el dossier del Sáhara y la amenaza del terrorismo islamista en el Magreb, animada como es evidente por el ministro del ramo, Nabil Benabdellah..... y los altos responsables de seguridad: Fouad Ali Himma y Yassin Mansouri.

Por estos pagos, El Tarajal y para allá sigue animado. Se díce que la policía marroquí invita a pararse para charlar un rato con los ceutíes en cuyos pasaportes figuren estampados sellos de la India o Pakistán. ¿Por qué será?. No, si algunos que viajan mañana desde Ceuta para aquellos países (¿irán a buscar más flus para la Gran Mezquita de los Cuatro Alminares?), con lo chunga que se les estaría poniendo la cosa igual deciden, a lo mejor, continuar sine die de turismo por aquellas exóticas tierras. ¡Ma tutto e niente!.
 

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