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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE FEBRERO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

La Sexta
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

No es la primera vez que le dedico este espacio a quienes se dedican a narrar partidos de fútbol y a los comentaristas. Y no será la última. Porque mucho temo que la situación terminará empeorando. Con lo cual estaríamos abocados a ser espectadores de una situación comatosa por adulteración de los contenidos. El temor a que llegue el momento en el cual una minoría se vea obligada a prescindir de las voces de quienes mienten más que hablan y procuran contarnos cada domingo el cuento del alfajor futbolístico, se ha hecho más patente desde que La Sexta ha irrumpido en el mercado de las retransmisiones.

Han conseguido Andrés Montes, Julio Salinas y el jerezano Kiko, en apenas un abrir y cerrar de ojos, hacer bueno a Michael Robinson. Al menos, han hecho posible que éste, al comprobar el mal efecto que produce las payasadas de este trío, haya decidido suprimir las suyas y se nos muestre ahora con la seriedad correspondiente de quien tiene la obligación de darnos cuenta de cuanto acontece en el césped.

En cualquier espectáculo, y el fútbol es quizá el mayor del mundo, cabe la broma adecuada, naturalmente que sí. Pero nunca por sistema. Puesto que para esa misión lo mejor sería que el presidente de esa cadena -La Sexta-, Emilio Aragón, convirtiera la cabina de retransmisiones en un programa de humorismo. Siendo como es él, por encima de todo, un maestro en ese género.

El fútbol es tan grande como para merecer el respeto de los periodistas. Ya está bien que muchos de ellos, muchísimos, no sepan ni una papa de lo que están viendo, como para que encima encubran su ineptitud con hilarantes conversaciones. Pero siendo ridícula la actuación de Andrés Montes, en todo instante convencido de que es chistoso por la gracia de Dios, peores se muestran sus acompañantes. A quienes les debería causar sonrojo aceptar el papel de caricatos sometidos a difundir cuchufletas cada dos por tres.

Tanto Salinas como Kiko, dos ex jugadores de primera línea, le hacen mucho daño al fútbol cuando buscan más despertar la risa de los televidentes que ir analizando los muchos problemas que se plantean en el terreno de juego. Detalles cuyas consecuencias casi siempre influyen decisivamente en el buen o mal juego de los equipo. Vayamos con algunos de ellos.

¿Cómo es posible que en el Atlético de Madrid-Real Madrid, del sábado pasado, hablasen de Torres, defensa madridista, como alguien destacado siempre, cuando el chaval se pierde en el lado izquierdo de la defensa? Hasta el punto de que Galletti le hizo hasta el teléfono. Así no se le ayuda al jugador. Y, por supuesto, es la mejor manera de engañar a los aficionados. Y, para colmo, interviene Jorge Valdano y nos dice que el hecho de poner a Michel y prescindir de un lateral zurdo, cual Marcelo, es porque el entrenador no quiere darle tanta responsabilidad a dos jóvenes. Y se quedó tan pancho.

Pues no, filósofo de la cosa; y es así porque Torres en la derecha hubiera sido mucho más eficaz a la hora de marcar a Jurado. Y Marcelo, brasileño con el oficio aprendido, a pesar de su juventud, hubiese conseguido algo de suma importancia: otorgarle a la alineación de Fabio Capello una distribución racional.

Tampoco se me puede olvidar, otro despropósito de Valdano, a quien siempre le he reconocido su enorme voluntad para cultivarse, al referirse a Guti. Si usted cree que este futbolista puede jugar en el Madrid, sesteando durante casi noventa minutos, con la única misión de dar un pase bueno, permítame decirle que debe ya dedicarse a imitar a Andrés Montes y a sus caricatos. Ya está bien de timos de la estampita. Aunque vayan edulcorados.
 

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