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ACTUALIDAD - DOMINGO, 4 DE MARZO DE 2007


Los agentes entraron en este local. EP.

ACTUACIÓN POLICIAL / detención ilegal
 

Detenidas 4 personas miembros de una trama mafiosa de prostitución

La Policía entró de madrugada en el prostíbulo del ‘54’ donde se llevaron a cabo las detenciones que culminaban una investigación por violación y secuestro
 

CEUTA
Antonio Gómez
antoniogomez@elpueblodeceuta.com

Cuatro detenidos (dos hombres y dos mujeres) de una misma familia es el balance del operativo policial desplegado en la madrugada del sábado en un local de alterne próximo al estadio municipal ‘Martínez Pirri’ con lo que se conluye una investigación abierta tras el hallazgo de una joven que, presuntamente había sido secuestrada, amordazada, violada y abandonada en los montes de García Aldave. Suceso éste que derivó en la detención de un hombre al que acusaba directamente la presunta víctima

Tanto el secuestro como la violación había sido una trama montada para inculpar al detenido.

La historia es complicada y la maquinación urdida podría haber culminado con un inocente puesto a disposición judicial. Pero vamos por partes. Hablamos del local, antiguo Bar 54, conocido prostíbulo actual de la ciudad. Pues bien, los ahora detenidos buscaban ‘eliminar’ al dueño del edificio, M.M. quien llevaba años intentando desalojar a los inquilinos del local de alterne. En su día, el propietario del inmueble alquiló lo que era un bar-restaurante en los bajos del edificio a un individuo que tras dos años de pagar religiosamente las mensualidades, dejó de abonarlas. Éste había contraído matrimonio con una musulmana y ‘subarrendó’ posteriormente a la hermana de su esposa -junto al marido de ésta- el local que convirtieron en el prostíbulo actual.

Desde entonces, M.M. propietario del inmueble pleitea contra los que consiguieron convertir una parte de su propiedad en un ‘tugurio’. Los vecinos del lugar han descrito a El Pueblo de Ceuta las contínuas orgías que se veían por las ventanas interiores, las peleas, los ruidos...

El dueño del edificio, recientemente, acometió obras generales para poner en valor el inmueble de su propiedad. Desde hace un año aproximadamente el juzgado ordenó el desalojo del local dando así la razón a M.M. Aún así, los ‘inquilinos’ no abandonaban el lugar.

El propio M.M cortó la luz y retiró el cartel del Bar de la fachada principal. Hecho éste que indignó a los ‘inquilinos’; todos ellos familiares y dedicados presuntamente a la trama mafiosa de la prostitución.

Era un estorbo


De este modo, M.M se había convertido en un estorbo para este particular ‘clan’, por lo que idearon un plan que, al parecer no les era muy desconocido. Amenazaron a una de las prostitutas ‘trabajadoras’ del localuna joven marroquí- para que argumentara ante la Policía que M.M. la había secuestrado, amordazado y violado.

La amenaza consistía en hacer lo que el ‘clan’ decía o podía peligrar la vida de un hijo de ésta de ocho meses -a quien retenían- así como la de ella misma.

Dicho y hecho. La joven fue preparada para la farsa. La amordazaron y la dejaron en una de las cunetas de la carretera de García Aldave. Tenía atados los pies y las manos y cayó por un pequeño terraplén cuando la abandonaron. Se cree que ellos mismos avisaron a la Policía de la presencia de una mujer en aquella zona. Los agentes -efectivamente- la hallaron tras el aviso. Fue ingresada en Urgencias con un fuerte shock.

Las pruebas forenses determinaron la ausencia de violación, lo que no concordaba con la versión (hasta tres distintas) que habría dado la presunta víctima. Eso sí, dio pelos y señales de M.M. al que acusó formalmente, por lo que los agentes procedieron a su detención.
 


La Policía protege a la prostituta que el clan mafioso había amenazado

La joven marroquí que había sido amenazada con la vida de su hijo y de ella misma sino se avenía a participar del montaje con el que eliminar a M.M. imputándole un delito de secuestro y violación, no supo, ni pudo mantener una versión coherente sobre los hechos que ella misma había denunciado. El médico forense determinó que la joven no había sido violada y ella misma se contradijo en algunas de sus declaraciones cuando tuvo que explicar a la Policía lo sucedido.

Finalmente pudo contar la verdad. Todo había sido un montaje para ‘enmarronar’ al dueño del edificio y ‘quitarlo de enmedio’ para que dejase de molestar dado que lo que el propietario buscaba era expulsar a estos individuos del local y volver a ponerlo en valor.

La joven marroquí temía por su vida y por la de su hijo, de tal modo que la Policía se encarga ahora de su protección.
 


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