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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 14 DE MARZO DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Mitin en nombre del Gobierno de España

Para los que gustan de mantener composturas de respeto institucional, como bien han demostrado en no pocas ocasiones Jenaro García-Arreciado y el propio Juan Jesús Vivas, lo sucedido con motivo de la firma del acuerdo marco para la vivienda con la mismísima ministra de protagonista ha rayado lo irrespetuoso por el uso de un discurso ‘mitinero’ en un escenario en nada apropiado para ello.

Las políticas de los gobiernos de España para con Ceuta, dadas las especiales circunstancias que rodean a nuestra ciudad, deben basarse en programas plurianuales exentos de vaivenes en función del color político que descanse al frente de la institución. Esta es una máxima que los ceutíes debemos exigir de cuantos gobiernos se asienten en las estructuras del Estado. Ceuta no es Madrid, ni Toledo, ni Huelva, ni Sevilla; Ceuta es la última ciudad española frontera terrestre con un país tan inestable como exportador de inmigración irregular, drogas y, ultimamente de radicales islamistas. Ceuta es el colchón terrestre de la península y de Europa en cuanto a inmigración; se erige en el gendarme de la UE. Ceuta no tiene al otro lado de la frontera un país moderno y evolucionado como lo puede ser Francia o Portugal para los que disfrutan de la geografía limítrofe con estos países europeos.

Ceuta, por tanto, recibe programas cuyo plazo de ejecución desafortunadamente no acaban en una legislatura. Ceuta es la responsabilidad del Estado por muchas razones. De este modo, la relación de proyectos, programas, planes y ejecuciones desde el Estado trascienden del espacio-tiempo de una legislatura de tal forma que, a modo de relevo, los gobiernos heredan del anterior lo realizado y, en justa responsabilidad, dan continuidad a lo iniciado.

Este es el caso exacto en el que debía haberse desarrollado los acontecimientos en relación a la visita de la ministra de la Vivienda a la que se le debe exigir esa responsabilidad de la que hablábamos, es decir, la de desarrollar y continuar lo que se encontró como son los casos de Loma Colmenar y de Monte Hacho. Aprovechar la representación institucional del Estado en un acto protocolario para enviar mensajes partidistas no deja en buen lugar a quien lo realiza señora Trujillo. No se puede utilizar el nombre del Gobierno de España para dar un mitin al calor del poder del Estado.
 

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