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OPINIÓN - JUEVES, 15 DE MARZO DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Las naves del Sardinero otra vez

Cada cierto tiempo, y de modo cíclico, las brigadas adscritas a la Viceconsejería de Dotación y Servicio limpian de todo tipo de desechos los alrededores de los famosos barracones del Sardinero en los que habitualmente andan escondidos y habitando inmigrantes pese a las contínuas actuaciones policiales destinadas a los desalojos de estos irregulares en las naves ‘abandonadas’; motivo de cierta pugna entre propietarios y Ayuntamiento para el logro de una solución definitiva que apunta, parece ser, a la construcción de viviendas en esta zona urbanísticamente emergente de la ciudad.

Si bien no se puede generalizar en cuanto al ‘abandono’ de las naves ya que hay algunas que siguen estando en uso por la actividad a la que está dedicada y perfectamente vigilada, existen otras que son las que causan el problema.

Los vecinos de los alrededores no cesan en sus quejas por lo que ven cotidianamente ante sus propios ojos sin que se encuentre una respuesta contundente, ni policial, ni administrativa.

Lugar de descanso de los sin papeles, las naves del Sardinero se encuentran en todos los ‘mapas’ de la inmigración ilegal como ‘residencia’ gratis. Argelinos, marroquíes, subsaharianos... han ido pasando por sus variados e incómodos aposentos de catres acartonados, ambientado de pestilencia y con un extra de insalubridad extremadamente apropiado para el contagio de todo tipo de enfermedades bien cutáneas, bien gástricas.

Desde la barriada de la Estación, a ciertas horas, los niños tienen prohibido acercarse a uno de los lugares de acceso a semejante punto ‘residencial’. El problema se alarga en el tiempo y los trabajos de los despachos se eternizan de un modo innecesario. Lo prolijo, desesperante y la lentitud de la Justicia juega, en este caso, a favor de quienes sin importarles el bien general esperan saldar positivamente para sus intereses las plusvalías dimanantes del futuro ya proyectado de la zona. Es el feo juego de la paciente espera.
 

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