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OPINIÓN - VIERNES, 30 DE MARZO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Pinceladas ceutíes
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

A ver si nos aclaramos y no me toman más el pelo. Cuando hago referencia a Ceuta, su paisaje y su paisanaje desde mi lejanía geográfica, justo al otro lado de los mares, ustedes me premian con fulminaciones tipo “Lo de aquí ya nos lo tenemos muy visto” y “¿Es que pretende apuntarse al contingente de palmeros de Vivas o de plañideras en torno a Vivas?”. Lo que me hace deducir que, los escasos lectores que me premian con su atención durante unos minutos, conocen al dedillo la realidad ceutí y opinan que, en torno a la Presidencia de la ciudad existe una sólida infraestructura de personajes que pululan según les va a sus intereses. Normal. Como en todos los lugares, el clientelismo existe desde el principio de los tiempos y quien no logra ser cabeza de ratón, se conforma con ser pulgosa y cimbreante cola de león. Aunque hay que tener en cuenta que, un ratón sin cabeza no puede sobrevivir, mientras que un león sin cola mantiene su majestuosidad, aún con el muñoncillo despojado. Con lo que deduzco que, el mundo político y las cloacas de la política son, desde siempre, un todo monolítico y no compartimentos estanco desvinculados entre sí.

Pero me trae al pairo, en general tienen ustedes suerte, porque su fauna política es presentable, el Presidente no ha contratado a arquitectos minimalistas para que destrocen la ciudad y la dejen sin alma, no recalifican pulmones verdes ni espacios naturales, ni caen en el expolio de demoler muestras arquitectónicas dignas de ser bien de interés cultural para levantar bloques de apartamentos de cincuenta metros a precios inaccesibles. Me parece que, a ustedes no les amargan con prepotencias y arbitrariedades, ni destrozan sus parques y jardines históricos para rediseñarlos y que queden más horteras que ponerle música de pachanguéo a las Cantigas de Alfonso X el Sabio. Y encima tienen mucho movimiento en el plano de las actividades culturales y eso impregna a las ciudades de calidad de vida, aunque, por lo que leo, exposiciones de pintura no hay muchas y escuela de idiomas dirigida al turismo estudiantil europeo tampoco. Y eso que, las estructuras de la ciudad resultan atractivas para el turismo de idiomas porque tienen buen clima, playas y bares con tapas que es lo que más anhelan los guiris cuando aterrizan en el sur del sur, porque llegan esmayaítos de sus países, hartitos de comer sándwiches de pan integral con una rodaja de pepino y mostaza y se ponen delante de una tapa de callos y se les saltan las lágrimas de sobrecogimiento.

Y si llegan a la Campana que era el centro de recuperación nutricional de mi descansado hijo Gabriel Pineda y de esta escribidora, los guiris ven esas bandejas de pasteles que son la bendición de Dios y les puede entrar un pasmo ante la abundancia. En Ceuta se puede lograr, a mi entender, una buena calidad de vida, con un ferreo control tipo Sarkozy de la inmigración ilegal, una aplicación más que estricta de la Ley de Extranjería y ofertas de trabajo para los parados, por ejemplo, que se sumen a los jornaleros que, por miles, están saliendo de Andalucía hacia la vendimia francesa. Será que, a los andaluces no se les caen los anillos a la hora de meterse kilómetros entre pecho y espalda para buscar un trabajo y un jornal, porque saben que, el curro, no se lo van a llevar a la puerta de sus casas, ni les gusta que, el Gobierno, les trate en plan paternalista. Y subsistir a base de ayudas y de subsidios es, sencillamente, indigno, mientras exista en cualquier lugar de Europa una remolacha que recolectar o unas escaleras que fregar. El paternalismo baboso o el proteccionismo excesivo, tan solo forja gandules y abúlicos y eso no casa con el carácter ibérico. ¿Pinceladas ceutíes? Un café en la terraza de la casa de Mario barajando recuerdos y anécdotas, un garbeo por la calle real con Karim, la perla de IU, una procesión de semana Santa con mi director, Antonio, de alma cofradiera y al que le conmueve más una saeta que a un guiri una tapa de pintarroja al adobo. Y el espectáculo cromático de esa obra de arte que es el crepúsculo ceutí. ¡Que linda y telúrica ciudad ¡
 

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