Por ser lo que soy, cuento sobre los demás, con la enorme
ventaja de haber sido educado en el oficio de preguntar, de
hacer preguntas. De aquí, que mi condición profesional, sea
un aval para ponerme a inquirir al ciudadano de a pié, a la
gente de la calle, por una cuestión sobre la que estoy
confuso. ¿Por dónde se comienzan a escribir los artículos de
altura, los de alto nivel, los de arriba, los de superficie,
en definitiva?
Corría el año 77, y a la orden de ¡largad amarras!, un grupo
de jóvenes cachorros, entre ellos, el hijo del difunto, José
Luís Chaves, y el hijo del entrañable, Pepe Berlanga,
echaron a navegar todo un simbólico barquito de papel.
Frágil en su apariencia, pero sólido en su proyecto de
independencia, utilidad pública, y pluralidad política.
Un barquito de papel que yace hundido en el fondo del mar
ceutí, y que, como el Titanic, espera desesperando, no ya
sólo volver a la luz de la superficie, sino a alumbrar de
verdad, el rumbo cierto.
Realizo entrevistas, llevo a cabo concienzudas
investigaciones periodísticas, contrasto datos y fuentes de
información, y, finalmente, obtengo la orientación
necesaria. Segun deduzco de mi trabajo, este tipo de
artículos son coincidentes con los que permanecen hundidos
en el fondo del mar. Es decir, en ambos casos, se inician
por el principio.
Lleno de júbilo con tan brillante averiguación, me dispongo
a la faena, pero otro inconveniente me sale al paso.
Resulta, que mi vieja pluma que, sin ser la bonita Mont
Blanc, del fallecido, Adolfo Espí Valero, es la que me
acompaña desde hace muchos años, estaba más seca que los
volaores de la Almadraba. Me encamino por la calle Jáudenes
a una pequeña y acogedora pepelería a comprar cartuchos,
pero Manolo, no tiene. En la localidad, no logro encontrar
mis necesitados cartuchos de tinta, asi que, en lugar de los
habituales, tendré que utilizar, cargar mi gastada
herramienta, con otro tipo de munición. Escribiré utilizando
cartuchos de fogueo. Lo que, por otra parte, agradezco
sobremanera al empresario periodístico de este medio por
motivo doble.
De un lado, gratitud a José Antonio Muñoz, por la
oportunidad de expresión que me ofrece. De otro,
reconocimiento también por cuanto va a romper con la actual
situación de que los ceutíes sepamos que no hay barcos
porque no hay prensa.
En la época de Internet, en la era de la pluma digital,
estoy presto a rescatar del baúl de los recuerdos de Karina,
mi vieja y querida pluma. Lo diré fuerte y claro: Soy un
completo analfabeto. Al igual que me ocurre con el dinero,
yo no me entiendo con el euro-ruinoso, y para mí, hablar en
pesetas, es como llamar a las cosas por su nombre. No logro
aclararme con los ordenadores, y lo que es peor aún, me
inspiran menos que el sexo de los ángeles.
Así pues, sin ruborizarme, puedo reconocer de forma pública,
que me considero, un periodista primitivo.
Con estas realidades convivo desde hace tiempo. Ni me gustan
los ordenadores para escribir, también para lo que escribo,
ni me gustan los euros que han supuesto la ruina de muchas,
demasiadas economías familiares.
Si rememorar el pasado sabiéndolo tan íntimamente nuestro,
se nos antoja con la distancia, recuerdo a mi cariñosa
hermana Mari Luz, a la que a los 56 años, tan joven, la
mató, no tanto el tabaco, como los golpes bajos que mi
familia viene recibiendo, desde hace ya demasiado tiempo.
Es esta hermana, querida y perdida, que siempre estaba
gastando bromas, con ese buen humor y optimismo, con el que
maquillaba lo que ella llamaba, mala racha, la que me
comentaba:
-Tato, hermano,- me decía Mari Luz- con la peseta, no
llegaba a final de mes, pero es que ahora, con el euro, no
llego a la primera semana.
Ahora bien, no obstante, en cierta ocasión quise
rehabilitarme para bien de la sociedad digital, y me fui
todo decidido a la academia Mercedes, que se encontraba
cerrada. En esta academia aprendí mecanografía, y ahí me
quedé.
Dicen que no hay mal que para bien no venga, y viceversa, y
lo cierto es que lo ocurrido con posterioridad, me hizo ver
lo equivocado que estaba con mis tribulaciones sobre que
nunca jamás sadría del desempleo por mi falta de adaptación
al nuevo entorno laboral.
La publicación de unas fotos del Alcalde-Presidente, en unos
montes de lo que podría haber sido una bonita Benzú-Smir, me
llenaron la cabeza de fantasías, y de preguntas múltiples.
¿Habrá ocurrido alguna nueva aparición Mariana?. ¿Se habrá
hallado una mina de oro?. ¿Algún yacimiento de petróleo?.
Me quedé atónito cuando leí que de lo que se trataba en
realidad era del descubrimiento histórico del vestigio del
hombre Neartdental. Sus huellas, su paso, por esta tierra.
Se me ocurrió que tal hallazgo, podría ser explotado y que
acudirían a Ceuta de todos los confines de la Tierra, a
visitar tal encuentro. Estaríamos ante una monumental fuente
de riquezas para la ciudad. Se generarían cantidad de
puestos de trabajo, y la juventud ceutí vería más futuro en
su tierra.
Y, eso sí, mi curriculum vitae para guía turística, sería
insuperable. Periodista primitivo, con utensilio arcáico.
Con todo, y pese a estar contento con esta suerte de
explotación, de ‘boom’ turístico para la ciudad, para Ceuta,
los temores seguían haciendo extragos en mis nervios rotos.
Y es que, pese a mi crédito primitivo, sabedor y conocedor
por propia experiencia y carne, de la mala uva, la mala
leche, de los mismos de siempre, ya me los imaginaba en la
sombra de la oscuridad, moviendo los hilos invisibles, para
que el autor de este escrito, siga jodido, de verdad.
Se me ocurre entonces, buscar en las guías médicas una
recomendable clínica en la que me puedan trasnformar,
mediante cirugía plástica, de hombre feo, a mono guapo. La
verdad, es que no se que hacer para asegurarme un poco de
pan. Ese pan que ‘esos’ consideran que de ‘nuestro’, nada de
nada. De ‘ellos’, y sólo de ‘ellos’.
Hombre, claro, dejan caer algunas migajas, para que los que
tenemos necesidades, nos creamos, en nuestra debilidad
mental, que, encima, son gente de bien, ceutíes de pro.
Asisto a una reunión a la que también se incorpora el
director de este periódico, y en un momento de la misma,
dice:
-Tato- comenta Antonio Gómez-, es un histórico.
Bueno, aparte de mis evidentes señales de primitivismo, mi
anhelada operación de metamorfosis Kafkiana, parece ser, que
formo parte de la historia local, no escrita y
desagradecida.
Porque, mi padre, Joaquín Ferrer González, que en paz
descanse, franquista de aquellos que hicieron la guerra,
cuando llegó la hora de la democracia, siendo suya la nave
de papel, por cuarenta años, curiosamente el mismo tiempo
que duró la dictadura de su líder, se retiró a un puesto y
plano gerencial, y NUNCA JAMÁS, me apartó del timón de mi
aventura marinera, de mi travesía.
Su total respeto hacia mi forma de ejercer y entender en qué
consiste el servicio público del periodismo, fue admirable.
Máxime si tenemos en cuenta que mi padre, en teoría y en la
práctica, tenía otros ideales, otras ideas. Pero aceptó el
cambio, y me dejó iniciar singladura por el nuevo sistema
político que los españoles nos habíamos dado.
Ahora pienso que el franquismo, sobre todo en sus años más
duros de represión, tenía una gran virtud. A los que
opinaban de forma diferente al Régimen o al Movimiento, se
les fusilaba, se les pegaba un tiro, y punto, y “gracia”.
En esta democracia de mierda, que ofrecen los ilusionistas,
a los periodistas independientes y críticos se nos condena
en vida, a la peor de las muertes: la depresión.
Yo estoy convertido en un primitivo periodista, hundido,
fracasado, triste, y deprimido. Un zombi, por así decirlo.
Eso, sí, tengo el consuelo de poder escribir, por ejemplo,
de Madrid, en las Canarias, y del Archipiélago, en la
capital del Reino. Todo un consuelo y alivio.
Estudiosos de la Universidad de Huelva, han descubierto que
la posible causa de la desaparición del hombre Neardental,
se debió a un “agotamiento genético”.
Puede que, en un futuro lejano, científicos realicen un
examen sobre mis ruínas, como rara avis del pasado, y con
autopsia, el ADN, la prueba del carbono, la prueba del
algodón, o lo que por ese entonces se aplique como técnica,
determinen: murió, se extinguió, por “agotamiento
democrático”.
Agradecimientos:
A) A cuantos me han animado, desde la sinceridad, creo
B) En especial a Franciso Javier López García de Vinuesa,
víctima del terrorismo, y a Paco Silva, víctima de la
insolidaridad
C) A mi inseparable compañera
D) Y, a Dios, sin necesidad de demasiados
intérpretes-traductores, por libre, de la armonía.
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