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cultura - DOMINGO 8 DE ABRIL DE 2007


el teatro del rey. cedida.

arte escénica / recorrido histórico
 

La comedia imposible: el teatro ceutí

Ya en el siglo XVIII, los gobernadores disfrutaban de representaciones en sus residencias ceutíes. En el siglo XIX, la actividad giró en torno al ‘Teatro Principal’. Posteriormente, se remodelaron dos salas emblemáticas ‘Apolo’ y ‘Cervantes’
 

CEUTA
Rocío Maresco
rociomaresco@elpueblodeceuta.com

La actividad teatral fue muy pujante en los dos últimos siglos. Lo fue, en gran parte y a pesar de los periodos de represión, por el gran impulso que recibieron las salas teatrales, el Casino militar y las numerosas asociaciones que acogieron con agrado este movimiento cultural. Ya en el siglo XVIII, los gobernadores disfrutaban de representaciones teatrales en sus residencias. Los investigadores locales han constatado la existencia de una Casa de corrales en el callejón del Corralón, donde anteriormente se construyó el único coso taurino -de planta cuadrada- donde se hacían novilladas.

En el último cuarto de siglo, la actividad gira en torno al ‘Teatro Principal’ cuya fecha de origen no está documentada. En estas instalaciones se representaron obras cómicas, líricas y dramáticas tanto de compañías de aficionados. La Ciudad pedía baile, preferentemente espectáculos de máscaras, de variedades, circenses y gimnásticos hasta llegar a las proyecciones cinematográficas. El público acogía las novedades con interés. Desde el Día de Reyes hasta el ‘miércoles de Ceniza’, los bailes de máscaras en teatros, casinos y cafés llevaban el peso de la vida social. El Carnaval era entonces un gran éxito en las calles, hasta el punto de que en 1891 fue necesario reglar el concurso de agrupaciones.

El cierre de las salas decimonónicas en Ceuta se debió a la aplicación de la legislación, que solicitaba mayores medidas de seguridad relacionadas con la ventilación y la iluminación de las salas. A comienzos del siglo XX, los teatros sufrieron un proceso importante de renovación, en el que los locales más significativos fueron el Teatro del Rey que pasó a denominarse Cervantes y el Apolo.

La llegada del cinematógrafo


El cinematógrafo no tardó en llegar a Ceuta. En 1894, muchas salas empezaron a adaptarse para la utilización de tal revelador invento. Las taquillas del Hadú-Cinema, del Astoria registraban una gran actividad. Y la actividad teatral convivió con los primeros pasos del cine en las terrazas de verano. Alrededor del mundo de la farándula nacieron una serie de colectivos, asociaciones, casinos, focos culturales en los que se representaban piezas dramáticas, líricas o zarzuelas. La sociedad militar y la burguesía eran los grandes consumidores de la oferta teatral en Ceuta a lo largo del siglo XX. Las compañías locales pronto se hicieron un hueco y aprovecharon el flujo cultural entre La Línea de la Concepción y Tánger.

A partir de los años ochenta, las salas se vieron obligadas a cerrar ante la insostenibilidad de unas instalaciones a las que la televisión y el cine le ganaron la batalla. Además, la paulatina reducción de las tropas militares en Ceuta, el gran público de las representaciones teatrales fue un factor determinante, según el cronista oficial de la ciudad, José Luis Gómez Barceló. Actualmente, la actividad teatral se circunscribe a pequeños grupos de aficionados que surgen en torno a los centros escolares, la Casa de la Juventud o el Centro Dramático, que efectúa cursos durante todo el año.
 


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