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OPINIÓN - SÁBADO, 14 DE ABRIL DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Estamos en guerra
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

¿No lo sabían?. La revolución jomeinista de 1979 en Irán (con el consiguiente secuestro de rehenes diplomáticos, ¿no me digan que no lo recuerdan?) fue el pistoletazo de salida del islamismo radical en una de sus versiones más puras y aberrantes: la del fascismo verde. Pudiera ser que el “Shá” Rezah Palevi no fuera un dechado de virtudes ni su policía secreta aspirantes a la orden de Santa Teresa de Calcuta, pero como suele decirse “otro vendrá que bueno me hará”. El caso es que, en nombre de la versión más dura de la Shía (la segunda corriente, tras la “Sunna”, más importante del Islam) un país próspero y en vías de modernidad (quizás fue ese el gran “error” del Shá, que pudiera ahora estar también cometiendo Mohamed VI) fue conducido a una sangrienta guerra civil, asesinatos masivos “sharia” (ley islámica) en mano y arrastrado brutalmente por los eclesiásticos iraníes a las tinieblas del oscurantismo, retrocediendo mentalmente a la época feudal bien que, formalmente, se manejara la más moderna tecnología. Exteriormente, hay pruebas solventes y abundantes (en el próximo verano hará doce años que adelanté algunas) sobre la implicación de la República Islámica de Irán en las redes del terrorismo internacional de matriz islamista. Los datos, tercos, ahí están.

Escribo esto porque si, hace unos tres años, una comunidad de fieles shiíta se había establecido en la vecina F´diq (Castillejos de toda la vida) recientemente parece haberse ampliado y movido….. a Ceuta, ciudad querida. Y no me parece que los tales shiítas sean precisamente de la corriente opositora al ex agente de los servicios secretos de Teherán y actual presidente de la República Islámica de Irán, Ahmadinejad. Tendré un día de estos que hablar con ellos (diálogo de culturas, oigan) a ver que me cuentan y a ver yo lo que entiendo, porque ya saben: una cosa es lo que te dicen, otra lo que realmente piensan y otra, finalmente, lo que uno analiza con información contrastada en la mano. Ya les contaré.

Y también lo digo porque, franquicia de “Al Qaïda” aparte, la República Islámica de Irán no deja de tantear nuestros puntos débiles (la reciente jugada en la que ha dejado a culo pajarero al orgulloso Reino Unido, ridiculizando a los soldados británicos, en televisión y ante el mundo entero ha sido de Escuela de Guerra) mientras nos socava, esperando el momento oportuno (con la mira ya en el arsenal nuclear) para chantajearnos una vez más buscando el jaque definitivo. ¿Mientras?. Utilizando a peones interpuestos como Hezbolá en Líbano quien, a su vez, maneja cada vez más a la Hamás palestina, o más directamente a diferentes grupos terroristas en Irak, Teherán persigue desestabilizar todo acción política que pudiera ser impulsada desde Occidente buscando, con ello, nuestro descrédito y, si fuera posible, nuestra derrota y retirada: un Rocroi. Por lo demás y a la vista queda, secuestrar militares occidentales sale barato y da mucho rédito dentro y fuera de la “umma”.

¿Paz?. ¡Ojala!. Pero me temo que pífanos y tambores están tocando, como en El Álamo, a degüello. ¿Prudencia?. ¡Por supuesto!. En aras de la misma echemos un vistazo a la historia… en el “Mare Nostrum”. Me quedo con Catón: “Delenda est Carthago”. Y no me malinterpreten. Como advertía el presidente Thomas Wilson, “Hay que defender la paz a todo trance, incluso con la guerra”. Pues eso.
 

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