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OPINIÓN - LUNES, 7 DE MAYO DE 2007

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

“El Rey del Mando”
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

Cuando te colocas delante de la tele y te ofrecen un Zorro que no se parece en nada al clásico últimamente interpretado por Antonio Banderas que nos dejó constancia de una verdadera película de aventuras. Vemos el Programa de Ana Rosa al que le sobra, pensamos nosotros, algunos “pasajes del corazón” en cuyo transcurso tienes que tragarte al Conde Lequio, Belén Esteban y otros paternaires de los que no siento no acordarme. Detrás nos ofrecen “Aquí hay tomate”, magazine en el que no hay contemplación alguna para nadie del equipo, político, actor, “vieja gloria” o quien sea, sacándole, siempre, no solo los trapos sucios sino todo el entramado de su escandalosa vida (si no la tiene, no interesa). O, para mas inri, la “Hormiga Blanca”, “Dolce Vita” o ¿”Donde estás Corazón?”…

Si después te largan una “Tele Tienda” que ya es descongojarse (por no decir lo otro), y por la tarde nada menos que “Yo soy Bea” en la que la pobre fea se siente rota por el desamor de su amado Álvaro. O más tarde “El Diario de Patricia”, en el que se ofrecen al público toda clase de miserias familiares que, no sabemos si por compensación económica o por el mero hecho de dar a conocer sus desgracias, nos largan dramáticas historias de infidelidades, amoríos, luchas por intereses económicos, herencias, o, detrás, a Jesusito Vázquez presumiendo siempre de su condición sexual, de marido o de suegros en el concurso ”Allá tú”, o sea, la intemerata.

Y, si no, últimamente vemos “Supervivientes: Perdidos en Honduras” donde nos muestran las discordias, envidias y enfrentamientos de hombres y mujeres en cuanto se producen las primeras carencias de comodidades o alimentos. O sea: un verdadero ejemplo de lo que no debe ser la amistad que se tiene que mostrar, según tenemos entendido, en la necesidad. Y se ofrece, además, la posibilidad de conectar con varias novelas: por ejemplo “Amar en tiempos revueltos”, “La Viuda de Blanco”, nada edificantes. Y si no quieres sopa, tómate una de series, la mayoría de violencia suma: “Eliminado”, “Cacería Humana”, y “Los Soprano” (que narra la vida de un jefe de la mafia italiana), cuyos títulos ya lo dicen todo. O sea, que cuando a uno se le antoja dar un “repaso” a las emisoras y ver si encuentra un telediario que sea ecuánime, cualquier programa cultural (¿Saber y Ganar?), el divulgativo de la UNED, cierta música relajante, algunas de las películas que antes se denominaban “españoladas” y ahora son consideradas como “obras maestras” de nuestro cine, en cuanto te haces cargo del manubrio, viene tu esposa o cualquier otro miembro de la familia (nietos incluidos) y enseguida te largan que ya está bien de ver tal o cual programa o que estás todo el día cambiando de canales, cuando uno, para poder tener acceso a la televisión, entiéndase algunos de los programas citados o retransmisiones deportivas y estar tranquilo o presenciar algo que le guste, tiene que vérselas tiesas con la familia o, como ultima instancia, largarse a la pequeña habitación donde está instalado un viejo televisor antediluviano, telefunken para más señas (que sigue funcionando como el primer día), monocromo, con sistema manual, es decir, de botones, ya que, si no haces esto, no ves televisión, aun cuando es preferible a que, si en un momento dado en una reunión familiar te cogen buscando un programa a tu gusto, te abronquen y encima te llamen “El Rey del Mando”.
 

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