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OPINIÓN - SÁBADO, 12 DE MAYO DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Cuando uno nació, por cierto después de la guerra, esa guerra que nunca debió producirse entre españoles, las cosas eran diferentes a las de ahora, donde le mundo sigue su avance imparable hacia la modernidad. Sin embargo hay cosas que nunca desaparecen del todo y vuelven a resurgir a pesar del paso del tiempo y del avance del mundo, como si el tiempo no hubiese pasado y se hubiese quedado estático en su propio tiempo.

Recuerdo que, cuando era niño y empezaba a comprender las cosas, al oír hablar de los comunistas se nos presentaban como personas, más o menos, con cuernos, rabo y capaces de comerse, para desayunar, a un par de niños crudos. De tanto escuchar esta descripción de los comunistas, en nuestras mentes infantiles, se nos quedaban grabados como auténticos seres malignos de los que había que huir.

Tan metidos teníamos en nuestros cerebros, aquella descripción de los comunistas, que cuando nos enteramos de que venían a jugar un partido de fútbol contra la selección española, toda nuestra atención se centraba, en verlos saltar al campo, y poder comprobar in situ, esos cuernos y esos rabos que decían poseer.

Y fue entonces, cuando pudimos comprobar, que nada de lo que nos habían dicho, sobre sus personas, era realidad. Eran personas iguales que nosotros y que, además, jugaban al fútbol como cualquier hijo de vecino y tenían un pedazo de portero, al que apodaban la “Araña negra”. Al final una vez comprobado, el cuento aquel de los cuernos, los rabos y comerse a los niños crudos, les ganamos por dos a uno, gracias a un gol de cabeza de Marcelino. La victoria de nuestra selección y el quitarnos la venda de los ojos de todo cuantos nos habían contado, fue lo mejor del encuentro.

Aquella táctica de desprestigiar a los enemigos de España, de aquella época, que duda cabe que dio, durante años sus resultados. Y cuando teníamos el convencimiento de que esa táctica, por antigua y trasnochada no volvería a darse se vuelve, de nuevo a usar para desprestigiar de esa forma burda a la derecha, llamándola derechona y, poco menos, asegurar que si llegan al poder, a igual que les pasó a los niños de mi época con los comunistas, se van a comer, para desayunar, par de niños crudos. No se dan cuenta, quienes así proceden que los niños, de hoy, no juegan a las bolas ni al aro, sino a la Play Statión número tres y, por su fuese poco, manejan de forma magnifica los ordenadores y los teléfonos móviles. Estos niños, de hoy, tienen mucha diferencia con los de mi época, donde se nos asustaba incluso con el “sacamanteca” o el ”tío del saco”.

Pero la táctica para desprestigiar a la derecha, de esa forma burda y trasnochada, no se está haciendo sólo en España sino que, del mismo modo, empleando la misma táctica que, por supuesto, ya no se cree nadie, se ha llevado a cabo en Francia, donde la candidata Ségèlone ha tratado de demonizar a la derecha aunque, hay que descubrirse ante su elegancia al aceptar la derrota. El problema, para ella, se presenta si su partido decide quitarla como líder del mismo.

Ahora, en estos momentos, nadie tiene cuernos, ni rabo, ni se comen, para desayunar, para de niños crudos.
 

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