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OPINIÓN - LUNES, 4 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

¿Transición o evolución?
El juego democrático en Marruecos (I)

 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

¿Se acuerdan de aquellos tiempos, después de noviembre de 1975 y tras la muerte del General en la cama, en los que el mundillo político de la época pugnaba entre aquello de “Reforma” o “Ruptura”?. Alguien debió quedarse con la copla, pues la “ruptura” por aquello de las “condiciones objetivas” fue pospuesta hasta el presente, en la que un imprudente Presidente llegado a La Moncloa digamos de aquella manera la está acometiendo sin tener, siquiera, la decencia de consultárselo al teórico sujeto de la soberanía: el pueblo español. Luego se acuñó la manida frase de la “Transición”, con muchos padres putativos dado el éxito de la fórmula pero, en realidad, llevada felizmente a término por cuatro aurigas: el Rey, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y Fraga. ¿El PSOE?. Apenas existía: a lo que restaba del auténtico, el de Llopis, le cerraron la boca en Suresnes, apropiándose de las centenarias siglas (con financiación alemana -convolutos aparte- y soporte político de la CIA) una conocida pareja que a lo largo de su devenir político acabó emparentando con la banda de Rinconete y Cortadillo, luego de sacar pecho hasta en Moscú presumiendo de haber derrotado (¿?) al “Franquismo”. Mientras tanto, iba quedando relegado en la sombra uno de los más brillantes arquitectos de la Transición española, el hoy desconocido Torcuato Fernández Miranda, “biotato” para los amigos por aquel divertido juego que se traía con las camisas, ya saben: “camisa blanca” versus “camisa azul”, pinto, pinto, gorgorito. El político de origen asturiano acuñó con acento de gato pardo aquella célebre frase de “solo se reforma lo que nunca se quiere cambiar”, que tiene su enjundia y retranca a modo de carga de profundidad capaz de reventar un “Nautilus”.

Cambiando de coordenadas y aterrizando en Marruecos, nos encontramos con que por estas tierras es tópico común desde el fallecimiento de Hassan II la palabra “Transición”, que se estaría llevando a cabo pilotada por su hijo y sucesor, el joven soberano Mohamed VI y que, en una primera aproximación, suele comparársela con la española. No seré yo el que niegue, bien al contrario, los profundos y novedosos cambios introducidos en la maquinaria política y social por Mohamed VI, que están logrando sacar a la luz un Marruecos felizmente bien diferente al de su padre, cerrando dolorosas heridas y proyectando con gran esfuerzo, en medio de una delicada situación, a este bello país hacia delante. Es decir, se está dando una notabilísima “Evolución” en el sistema marroquí, una “Reforma” de calado pero dentro de sus propias estructuras. Por tanto y en definitiva no se puede hablar de “Transición política”, pues no existe un cambio de Régimen.
 

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