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OPINIÓN - MARTES, 5 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

¿Transición o evolución? El juego
democrático en Marruecos (y II)

 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Si traje a colación el tema de la “Transición a la marroquí”, no ha sido tanto por oportunidad periodística como por encuadrar el vivo debate entre la clase política del país cara a las elecciones de septiembre en las que, por primera vez, se abre la posibilidad (dentro, es obvio, de unas reglas del juego nítidamente establecidas) de dos modelos de sociedad: uno, de progresiva inserción en Occidente con las especificidades conocidas y, por otro lado, una vuelta a la tradición enarbolando la bandera del Islam con la finalidad última de hacer de Marruecos algo más que un país de “referencia islámica”: el Reino sería pues un Estado islámico “de hecho” y no solo “de derecho”, me confían algunas fuentes.

Precisamente y retomando el cuaderno de campo encuentro entre mis notas unos apuntes referidos al 18 de noviembre del pasado año, en el que durante un selectivo encuentro de alto voltaje ideológico auspiciado desde Oxford por el “Centro de proyectos de democráticos en los países árabes”, pilotado por el qatarí Alí Khalifa Kouari, cualificados representantes del arco político (izquierda e islamistas fundamentalmente) debatieron sobre “el porvenir de la democracia en Marruecos” abordando, siempre “a título personal”, “la preparación de las condiciones de la transición democrática”. Entre los asistentes, además de miembros del Istiqlal (derecha nacionalista) se encontraban líderes de diferentes fuerzas de izquierda (USFP, PSU y PADS), del islamismo parlamentario (PJD) o político (Al Badil Al Hadari) así como de la “alegal” Al Adl Wal Ihssane (Justicia y Caridad) Para los asistentes el proceso democrático arrancaría en el año 2000 (tras el fallecimiento de Hassán II falleció el 23 de julio del año anterior), proponiendo cada uno los diferentes escenarios que posibilitarían, “en el futuro”, la profundización de la democracia en Marruecos bajo cinco grandes epígrafes: la conclusión de la unidad territorial (anclaje definitivo, con respaldo internacional, de la saharianas provincias del Sur y también de Ceuta y Melilla); la preparación de las condiciones de la transición democrática; la justicia social; el desarrollo económico; y la renovación cultural”. El centro organizador, por su parte, destacó como “a excepción de algunas corrientes religiosas impregnadas por las ideas del salafismo wahabista (...) la mayor parte de los actores están de acuerdo sobre la necesidad de la instauración de un sistema democrático en Marruecos”, considerando selectivamente además que “la izquierda radical, ciertos partidos islamistas y una parte de los partidos del movimiento nacional son las fuerzas más creíbles en su llamada a la democracia”. En esta dirección y organizado conjuntamente por una asociación marroquí (“Democracia y Modernidad”) y otra canadiense (Derechos y Democracia), la populosa ciudad de Casablanca será la sede durante los días 8 y 9 de junio de un interesante evento, con interrogante, sobre “La Democracia, ¿valor universal?”.
 

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