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cultura - VIERNES, 15 DE JUNIO DE 2007


carmelo álvarez. asle.

escuela Yamaha / FORMACION
 

Carmelo Alvarez: “Un futuro músico tiene que empezar por bailar”

El director de ‘Mundoarte’, ve el
formato educativo musical de los
colegios como “un sistema arcaico”
 

CEUTA
Elsa Cabria
elsacabria@elpueblodeceuta.com

Do es un señor con bigote, Re es una persona enfadada, Sol es la estrella más reluciente. Estos son sólo algunos de los ejemplos del planteamiento que la academia de música ‘Mundoarte’ inculca en las primeras clases a su alumnado. Empezar por abajo, niños de 4 años frente a un teclado. Clases grupales, énfasis en la creatividad. Una alternativa inicial con la que, a partir de los 8 años, los estudiantes podrán compaginar con el conservatorio. Todo empieza por el piano, pero esa es la disciplina básica. El resto es un sistema de improvisación educativa. “Bajo un concepto de equipo, los niños aprenden al revés de lo habitual. Lo primero para un futuro músico debe ser bailar, cantar y después tocar”, explica el director del centro, Carmelo Álvarez.

La academia sigue las directrices de la escuela nipona ‘Yamaha’ que trata de despertar el potencial de los niños y desarrollar sus capacidades para expresarse a través de la música. En España hay un centenar de centros, la sede de Ceuta cuenta con 100 alumnos que van de 3 a 65 años. “Lo más importante es proporcionar una educación asequible, el lema es que la música no sea distante”, apunta Álvarez.

Para ello, los profesores de la academia aprenden una serie de técnicas pedagógicas que tienden a fomentar la creatividad del alumnado. Mundoarte ladea los sistemas tradicionales de formación, sin obviar la preparación de aquellos estudiantes que quieren entrar al conservatorio. “Existen las dos opciones, pero apostamos por la creatividad”, matiza.

El teclado como instrumento principal de iniciación es clave en los alumnos más jóvenes. Después, podrán optar por la guitarra, el violín o la flauta. Eso sí, las clases se desarrollan, en la mayoría de los casos, en grupos de 6 a 10 personas. “Es el problema de España que la educación musical es muy individualizada, en Japón el valor de grupo genera una disciplina muy particular en los niños”, explica.

Entre los criterios particulares de Mundoarte resalta la idea de que la música se aprende en movimiento. “Es más fácil interiorizar una frase musical bailando y con posterioridad tocarla. Los sistemas habituales de enseñanza pecan de exceso de teoría y falta de tiempo. En mi opinión, el formato musical en los colegios es arcaico”. Por contra, grupos reducidos reciben 1 o 2 horas de clase a la semana en la escuela ‘Yamaha’. Y lo más curioso, “muchos padres se animan a asistir a las clases para ayudar a sus hijos y así trabajar la materia en casa”, comenta Álvarez.

Este profesor de piano y director de coro cree que la música es “el orden en el desorden” y que la base de la educación deberían ser las corales. “Los niños deberían de cantar desde pequeños. Si desde los 4 años se les iniciase sin distinción en el mundo de la música, se verían notables mejoras en su rendimiento general. Está comprobado que influye determinantemente en su coeficiente intelectual”. La pedagogía, concluye Álvarez, “debería tener en cuenta que lo más importante es cantar”.
 

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