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OPINIÓN - LUNES, 18 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

“Habemus obispum”
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Ayer me acerqué, acompañando a la “iglesia viva” de Martil (el director del centro Lerchundi, un estudiante guineano y varias monjas francesas), a la Ordenación Episcopal del nuevo representante de la Iglesia Católica en Tánger, Monseñor Santiago Agrelo Martínez, que sustituía al fin (no anduvo muy rápido de reflejos el Estado del Vaticano) a monseñor Antonio Peteiro, a quien una grave enfermedad obligó a dejar el cargo, hace ya unos años. La Catedral de Tánger -un edificio funcional por fuera, pero con encanto interior y unas cristaleras que, si bien no son las de la “Pulcra Leonina” tienen una moderna belleza- se encontraba a rebosar, calculo cerca de mil personas, venidas de todo Marruecos y España, pues solo desde Ceuta se acercó una comitiva de tres autobuses presidida por el Vicario, Francisco Correro y que siguieron devotamente una ceremonia que duró tres horas, rompiendo a aplaudir en varias ocasiones. De la ciudad hermana de Melilla vino una pequeña representación, a la que acompañó desde Nador el padre Darío. También se encontraban, como no podía ser menos, los titulares de los consulados de Tánger y Tetuán así la comunidad católica guineana, formada por universitarios, que puso una calida nota de color con sus cantos y folklore.

Un importante acto religioso por su contenido y por su continente puesto que, con el debido boato, el Vaticano se decidió por fin a cubrir una plaza que se resentía de la falta de una cabeza espiritual, llegando a especularse en ciertos medios con la desaparición de la misma y su absorción por el arzobispado de Rabat. El acto, al que asistieron numerosos obispos españoles y casi la totalidad del clero existente en el norte de Marruecos, fue presidido por el Nuncio de su Santidad en Marruecos, monseñor Antonio Sozzo, el arzobispo de Rabat y Presidente de la Conferencia Episcopal Regional del Norte de Africa, monseñor Vincent Landel, así como el español Cardenal Arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo quien, hace tiempo, estuvo también al frente del arzobispado de Tánger. Lamentablemente una columna no tiene mucho espacio para la noticia, pero si quisiera transmitirles mi opinión: el nuevo arzobispo, gallego de pro y que, según sus palabras, “entré con once años al seminario, no con vocación pero sí decidido”, parece ser en una primera impresión una persona sensata pero enérgica, expresó su total entrega advirtiendo no obstante a su feligresía que les iba a exigir “el compromiso evangélico”, dispuesto él mismo a ser “una ayuda incómoda”. A lo largo de su sentida alocución, monseñor Agrelo no dejó de emocionarse vivamente en dos ocasiones. Fue un fin de semana entretenido (con chapuzón en la playa incluído a última hora), aunque de haber podido no me hubiera importado saltar el Estrecho y darme un garbeo por Algeciras, seguro que también me lo hubiera pasado muy bien aprendiendo cosas sobre la “daw´a”…..y, sobre todo, analizando sus entretelas.
 

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