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OPINIÓN - VIERNES, 22 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Pueblo Soberano - Pueblo Puteado
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Ayer me sentí víctima de un inmenso fraude. La sensación era similar a la del momento en que, los más pequeños, descubren que, los Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, son los padres. Y no pueden ustedes acusarme en absoluta de padecer credulitis ni confiancitis, es decir, deformaciones histriónicas de la credulidad y de la confianza, patología a la que son proclives los regímenes políticos pretendidamente democráticos y pretendidamente garantistas. Donde se trata de idiotizar a la población a base de toneladas de almíbar buenista y asignaturas intoxicadoras tipo “Educación para la ciudadanía” eufemismo de la asignatura llamada en petit comité “Adoctrinamiento feroz de la infancia y la juventud para privarles de valores tradicionales y convertirles en manipulables jaimitos que piensen y opinen como nos salga de los cojones a nosotros”.

En absoluto. Los hispanorrifeños vamos en plan asilvestrado, somos cafres y montaraces, nos sentimos minoría étnica marginada, aceptamos subvenciones, con el inconveniente de que nadie parece interesado en gastarse un duro en nuestra integración social y creemos tan solo en la libertad y en la inteligencia. De hecho, nuestra creencia es que, un niño, comienza a ser persona, pese a tener pocos años, cuando mira fijamente a su progenitor y le lanza el reto de la pregunta ¿Por qué?. Tampoco somos confiados y después de dar la mano nos contamos tres veces los dedos. Somos así, con esa vena celtíbera entremezclada con buena savia rifeña, pero, de alguna manera, yo permanecía, como alguno de ustedes, vagamente tranquila creyendo vivir en un Estado de Derecho, con goteras, pero también con socios de “Pepe Goteras y Otilio, chapuzas a domicilio” Dispuestos a enmendar deficiencias e incluso levemente interesados por la felicidad de los españoles.

Hoy confieso que me equivocaba. Lo he comentado con mi cómplice jurídico-espiritual Juan Hoffmann, un bienaventurado, porque ha sido víctima de la injusticia. Y ambos asistimos horrorizados al gran show policial-mediático de la llamada “Operación Troya” que ha dado con los huesos de dieciocho víctimas en los inmundos calabozos malagueños. Esta vez el circo ha levantado su gran carpa en Alhaurín el Grande, ya habían comenzado la movida atacando al alcalde del PP, que ha vuelto a salir elegido por mayoría absoluta y esos chulos alhaurinos, los muy asquerosos, levantiscos mierdosos, “merecían” un escarmiento ejemplar en forma de gran operación contra el entramado laboral y empresarial del pueblo. ¿Qué si han detenido a grandes capos de las mafias de la prostitución y a albonokosovares o a capos de las terribles mafias de la mendicidad rumanas? No. Que va. Esos están tranquilitos, delinquiendo agustamente. Se han llevado a gente sencilla, pequeños empresarios, creo que a un fontanero y a un albañil a pie de andamio y a las mujer y a la hija de uno de ellos. Han atacado esta vez al Pueblo Soberano. No a los privilegiados, ni a los grandes profesionales susceptibles de despertar tórridas envidias y rencores enfermizos en los olivares madrileños ¿He dicho olivas? He querido decir madroños que riman con otra palabra bastante vulgar pero que viene a representar el lugar geográfico por el que, las mujeres y las madres españolas nos pasamos a los que confunden “rigor” con “puteo”. Alhaurín en vilo, los vecinos amotinados contra la policía y la jueza, ambiente de revolución francesa, de 2 de mayo. ¡Abajo los tiranos! Comercios cerrados, el alcalde y los ciudadanos rabiando en las puertas de la comisaría. Y Juan Hoffman y yo, participando en ese nuevo Alzamiento Nacional contra la tiranía. Mala cosa cuando, los ciudadanos, de respetar, pasan a temer y a odiar a quienes se supone que representan el orden y la justicia. Y se revuelven, deslegitimizando automáticamente a esos supuestos representantes. Las macrooperación con calabozos disuasorios, el miedo, ha tocado esta vez a los alhaurinos. Mañana puede ser en Ceuta. ¡Viva la Revolución!.
 

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