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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 4 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Sin pelos en la lengua: Rodrigo Rato
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¿Han tenido ustedes conciencia, en alguna ocasión, sobre lo repulsiva que resulta la expresión “Sin pelos en la lengua”? De hecho ¿Se imaginan una lengua peluda, abrir la boca y que surja una maraña de rizos? Tíos, que asco.

Pero como es españolísima frase hecha, que apunta a la sinceridad, la utilizo y la considero digna de creyentes, ya que a todos los monoteístas, por nuestras hermosas religiones, nos está prohibido mentir o falsear la realidad. De hecho, el maquillaje hipócrita del eufemismo baboso, que tanto se utiliza hoy en día, es pecaminoso, por cuanto tiene de falsario y de distorsionador de la auténtica verdad. “La verdad os hará libre” reza el escudo de una de nuestras órdenes religiosas y como servidora quiere ser libre, tirando a libertaria de la derecha republicana, está dispuesta a hacer uso y abuso de la bella cualidad de la veracidad sin tapujos al hablar de la gran esperanza blanca de la derecha española: Rodrigo Rato. De hecho, cuando Aznar apuntó en el cuaderno azul los nombres de tres candidatos, para elegir él, que no un Congreso, al que le iba a suceder en la Presidencia del PP, fuimos muchos los que dudamos entre las capacidades de dos tipos igualmente carismáticos. Por una parte estaba el político mejor valorado del PP, por las muestras de estrategia y testiculina de las que hizo gala al frente del Ministerio del Interior. Jaime Mayor Oreja, adorado por las bases, fue descartado y relegado a un sombrío papel en el País Vasco, para que no hiciera sombra. Bien, luego estaba el Vicepresidente Económico Rato, también carismático y también con huevos. Demasiados tal vez para el talante de Aznar, por lo que fue desechado y se largó de Presidente al FMI donde sí supieron valorarle. La estupefacción de los afiliados fue total ante la elección de Mariano Rajoy. Un buen hombre, honesto y preparado, pero con menos carisma y menos tirón que un caracol de criadero.

Aunque, probablemente, Rajoy presenta las mismas características que Arenas: fidelidad y disponibilidad total a José María Aznar, sin ningún tipo de discrepancias, enfrentamientos, oposición o disparidades. Buenos vasallos. De hecho, Arenas es tan fiel que le mantienen en Andalucía, descartando a tipos andaluces carismáticos y capaces de poner de pie a un campo de futbol, como José María del Nido, el Presidente del Sevilla, que tiene arte, capacidad, tirón popular y encanto. Pero no es palmero. Como Mayor Oreja y Rato también se negaron a serlo y desaparecieron prácticamente, uno en los EEUU, el otro ni se sabe y el PP se empobreció. Ni Rajoy, ni Acebes, ni Zaplana, tienen carisma. Son buenos hombres, correctísimos, educadísimos y muy finos. Pero no hay Sarkozys entre los populares. Algo bueno y malo. Si atendemos al ejemplo francés, los gabachos no votaban a Chirac, sino al partido, no a la persona sino a la ideología. Ahora votan a Sarkozy, a la persona “capaz” de representar esa ideología. Con Rajoy acontece lo mismo, ni encandila, ni entusiasma, ni enardece, pero es un hombre correcto que representa al PP y la gente vota PP. Tal vez por eso, el aterrizaje de Rato, nos ha devuelto cierta ilusión de contar con un lider que ponga de pie a la población y que genere confianza. Hay quien dice que se hará con un cargo relevante en el mundo empresarial y que, entre servir a España y forrarse los huevos de billetes, puede apostar por lo último. Pero, sin pelos en la lengua, opino que Rodrigo Rato llegó al FMI utilizando como trampolín un cargo de vicepresidente económico al que arribó por nuestros votos, es decir que tiene una deuda con los españoles, una deuda moral irrenunciable que ha de saldar poniéndose, en estos momentos duros, al servicio de España, cumpliendo con su obligación ética y estética. Si lo hace, que Dios se lo premie, si no lo hace, que Dios se lo demande. Si lo hace le seguiremos, si no lo hace es que es un golfo. Y digo la verdad, sin pelos en la lengua.
 

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