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OPINIÓN - MARTES, 10 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Nadar con delfines. Bailar con ballenas
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¡Ay que ver la mala leche y los pésimos instintos que tienen ustedes! ¿Cómo se les ocurre pensar que con el poético título de “Bailar con ballenas”, me estoy refiriendo a una clase de aerobic en cualquier gimnasio de la geografía ibérica? Pues yerran y “de sabios es errar y de necios, insistir en el error” así que no insistan. Porque, lo de nadar con delfines es la ilusión de muchos humanos y una experiencia mística sin parangón, una delicia que ensancha el alma y ufana el espíritu. Igualito que, cuando los tipos a quienes pagamos con esplendidez por gestionarnos, mal llamados “gobernantes”, cuando deberían ser denominados “gestores a sueldo”, “empleados de la rex pública”, “afortunados por el destino a quienes pagamos coche oficial y escoltas” o, en rarísimas ocasiones “lideres carismáticos, capaces de encandilarnos y representar nuestras ideas”, sigo a lo mío, igualito que, cuando los de los escoltas y el coche blindado adoptan alguna buena decisión, que a todos complace y que nos hace sentirnos felices. Lo que se siente en la boca del estómago, puro ramalazo de felicidad, es idéntico a bailar con los delfines, por mucho que, nuestros pobres primos hermanos con aletas se encuentren cautivos en un parque acuático. ¿Qué dicen? ¿Qué si soy enemiga de los animales en cautividad? Sí. Solo una vez en mi vida visité un zoológico y no existe espectáculo, para mi sensibilidad, más deprimente, más antinatural y más salvaje. Por supuesto que no he vuelto a repetir la experiencia. Prefiero la naturaleza auténtica, como visitar Gibraltar y alargarme con quien me acompañe a ver a los feos monos que, en su día, saltaron de África. ¿Qué esos simios son ladrones, descarados y desagradables? Vale. Pero tienen arte. Yo siempre hago la inocente broma de llevar un guijarro liado en un papel de caramelo y alargárselo a mi compañero o compañera “Toma, dale el caramelo al mono, verás como le gustan las chucherías” El primate agarra con placer el caramelo, lo desenvuelve, se lo mete en la boca y cae en un ataque de furia que le hace tratar de morder al de la broma. Desaparecemos en el interior del coche y comento “Pues parece que no le gustan los caramelos de esa marca” E, interiormente, río con placer, porque soy persona sencilla y mis diversiones son muy simples.

Y, por cierto, replico a Adolfo Marquez apuntándole que, cuando me complazco con el cambio de ministros socialistas y hago mención a Pilar del Castillo, que fuera independiente dentro del PP, como ministra de cultura nombrada, en su día, por el régimen de la dedocracia orgánica pepera, no me equivoco. Socialistas y peperos son dedócratas a tope y el que manda en cada partido suele creer que se ha comprado un cortijo. Algo que tomar en cuenta en las próximas elecciones generales, donde, los electores, deberíamos exigir a Zetapé y a Rajoy que nos apunten de antemano, como requisito irrenunciable “quienes” van a componer su Gobierno, a ver si nos gusta o nos disgusta. Democracia es que, los lideres nos apunten con claridad los nombres y las capacidades de los ministrables y que, los ciudadanos, votando a un tipo, lo hagamos con plena conciencia a un equipo entero, que no encontrarnos con un Gobierno compuesto con quien le salga al ganador de las pelotas y apunte con el dedo. Las pelotas que las guarde el ganador para acabar con los problemas que agobian a los españoles y con al dedo que señala le puede dar el uso de un supositorio de glicerina. ¿Qué que pintan los bailes con ballenas si no me refiero a una clase de aerobic? ¿Ven? Ustedes dan por supuesto algo de lo que son culpables quienes nos gestionan : que existen pobres mujeres que se morirían por una buena liposucción, buenos nutricionistas y buenas máquinas de última generación para perder centímetros. Pero son infelices, porque no pueden pagarse esos lujos y no hay gestor con vergüenza que nos diga “Españoles: lucharé por vuestra felicidad” y tome iniciativas como liposucciones gratis, ortodoncias gratis y la paga de 2.500 euros por hijo, tan proteccionista y tan asistencialista, sustituirla por 2.500 euros por cada abuelo en casa de sus hijos, mimado y querido, que no en residencias, muriéndose de pena o malviviendo y pasando calamidades con sus pensiones de mierda. ¿Nadar con delfines o bailar con ballenas? Mejor que “alguien” se proponga que seamos felices.
 

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