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OPINIÓN - JUEVES, 19 DE JULIO DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Al final, aquí paz y allá gloria

En un ‘pis pas’. La ‘descortesía’ de no ser invitados a la cumbre bilateral hispano-marroquí de Toledo para tratar el asunto de los menores extranjeros no acompañados, puede quedar en el olvido y en aguas de borrajas si el Gobierno, como ha prometido todo un ministro como Caldera -tan cercano a Zapatero- soluciona el asunto de los MENA de Ceuta. Jesús Caldera, de visita fugaz a nuestra ciudad ha declarado públicamente que el Estado hará “un esfuerzo” para repatriar a “todos los menores”. Es, por tanto, lógico pensar que cuando el Estado dice todos, deben ser todos... incluidos los que caen en Ceuta y en Melilla.

Fue la de ayer una jornada de reconocimientos, y no sólo por la merecida entrega de la medalla del Trabajo a la conocidísima Nona, el ministro reconoció que la Ciudad Autónoma necesitaba de los 3 millones de euros comprometidos para soportar la gestión de los inmigrantes menores de edad y ha afirmado que es “voluntad del Gobierno cumplir exquisitamente con ese compromiso”. También ha dicho que los acuerdos alcanzados con el MAP se pondrán en marcha de aquí a septiembre.

Toda esta catarata de recuerdos de compromisos alcanzados seis meses antes ha motivado que el Gobierno de Ceuta reactive su paciencia para que, por fin, lo que ya tenía que estar activado tras ser rubricado el compromiso en febrero, se ponga definitivamente en marcha, es decir, la cogestión en materia de políticas activas de empleo y de servicios sociales.

Vivas volvió a exhibir su lado más amable y mostró la cortesía institucional, que le es propia, acudiendo a la llamada del ministro, de visita en Ceuta, para una breve reunión de sólo un cuartito de hora donde, sin la sorna de los Álvarez Quintero -esperamos- se llegó a la reafirmación de los compromisos del Estado para con Ceuta.

En esta ocasión las palabras no se las llevará el viento y el hecho de que Caldera, en nombre del Gobierno central, se haya comprometido tan claramente para la solución feliz de los MENA y de las políticas de cogestión, implicará una labor clara y definida para la Delegación del Gobierno como mediador efectivo.
 

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