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OPINIÓN - MARTES, 24 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Círculo vicioso
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Decir que la clase política goza de escaso o nulo prestigio, entre los ciudadanos, no debe ser tachado de infundio. Sobre todo cuando hasta un político tan relevante como Gabriel Cisneros no ha dudado en declarar que “la clase política se ha envilecido y achatarrado”.

El diputado del PP reconoce que los políticos actuales dejan mucho que desear y asegura que no se pueden comparar con aquellos que, durante la Transición, fueron a las Cortes porque entendieron que era un momento histórico en el que se hacía necesario arrimar el hombro.

Palabras duras contra los de su clase de este aragonés que lleva muchos años ocupando cargos en la función pública. Tanto cuando militaba en la UCD como desde que lo hace en el PP.

Lo que no soporta el hombre que pudo ser secuestrado por ETA, allá cuando los 70 estaban dando las boqueadas, es que estas personas hayan profesionalizado su condición política. Y, por tanto, que traten por todos los medios de permanecer en ella con el único fin de no tener que volver más a sus empresas, si las tienen, o bien a sus empleos o a los despachos de abogados de los que formaron parte en su día.

Habla Gabriel Cisneros de un círculo vicioso de personas vinculadas a los partidos que suelen rotar entre la alcaldía de su pueblo, el Parlamento Autonómico, las responsabilidades orgánicas del partido, el Parlamento Nacional..., para volver a ser nuevamente concejal.

Una situación que tenemos más que vista en esta tierra. Y a la que podríamos poner nombres y apellidos de políticos que un buen día dejaron sus empleos y se resisten a volver a ellos. Incluso los hay que acaban siendo laureados en plaza pública. Porque antes de hacer lo que deben, es decir, regresar a sus labores particulares, luchan denodadamente para que se les asigne a dedo un empleo de poco trabajo y gran remuneración: lo que se llama una canonjía.

No me extraña, pues, el poder omnímodo que ese círculo vicioso, al que alude GC, otorga a los componentes de la ejecutiva de los partidos, y sobre todo a su manda principal.

Dentro de nada, o sea, cuando las nieblas de agosto principien a indicarnos que el verano está ya tocando a su fin, nos enteraremos de las luchas intestinas que se estén produciendo en el PP por parte de quienes desean ser candidatos al Congreso y Senado.

No serán muchos, pero los aspirantes harán todo lo posible por que se les incluya en esas listas. Pues saben sobradamente que es el único obstáculo que han de salvar para convertirse en parlamentarios nacionales. Dado que en esta tierra la gente vota a los candidatos populares, sea cuales fueren sus nombres.

Lo difícil es convencer a Pedro Gordillo de la necesidad que tiene de darle un descanso a Francisco Antonio González. Aunque mucho me temo que al presidente del partido, aunque se lo haya planteado más de una vez, le pueda temblar el pulso a la hora de tomar una decisión de tal calibre.

Lo digo porque el diputado es de los que siempre hablan de Aznar cual si fuera su mentor. Y en el PP, que los hay más listo que los ratones colorados, entenderán perfectamente este comentario.

En cambio, veo cómo Nicolás Fernández Cucurull está realmente en peligro. Y hago esta apreciación porque me da en las pituitarias que hace tiempo que en el partido han pensado en sustituirle.

No obstante, a NFC no le afectará ni mucho ni poco esa decisión: pues tiene asegurado su puesto de funcionario. Y hasta puede que, para evitarle el disgusto, le tengan preparado un empleo de mucho provecho y poco trabajo. Es el círculo vicioso denunciado por Gabriel Cisneros.
 

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