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OPINIÓN - JUEVES, 2 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El Estatuto de Ceuta y su reforma

La llegada del mes de agosto, inhábil para cuestiones políticas, provoca la demora de las negociaciones que han de establecerse, puertas para adentro, en relación a la futura reforma estatutaria que aportaría un avance político y social relevante a la actual Ciudad Autónoma en aras a obtener el rango de Comunidad. Prever los cambios, aunar esfuerzos y unir criterios de Ceuta por encima de cualquier otro de índole más partidista, debería ser el espíritu desde el cual basar el nuevo documento que nos lleve a los ceutíes a equipararnos, por la vía de la Ley y de la Constitución, al resto de territorios y regiones de España.

No se olvida nunca la aspiración autonómica de Ceuta desde el momento en que tras 1978, la nueva organización territorial del Estado en Autonomías, no se activó el mecanismo previsto en la Carta Magna a través de la Transitoria V por la que nuestra ciudad, desamparada territorialmente de la provincia de Cádiz [Andalucía], podría acceder al rango autonómico similar al resto de las regiones de la nación española.

Es un hecho que el actual estatuto, concedido en 1996 ha servido para avanzar institucionalmente, y ha logrado que el Ayuntamiento de Ceuta pueda asumir competencias hasta ahora imposibles para otros municipios españoles. Pero el actual Estatuto, que ha sido una herramienta apropiada con la que se ha demostrado trabajo, desarrollo de la sociedad y una enorme carga de responsabilidad institucional [sobre todo en el último tercio de la última década], se queda pequeño y encorseta las aspiraciones de Ceuta en equiparación al resto de regiones del Estado. Así lo ha indicado, en reiteradas ocasiones, el Tribunal Constitucional. Hay asuntos en los que la administración central, con cierta recurrencia, se apoya en el aval que representan los dictámenes del TC, y en algunos de ellos se recuerda que Ceuta no es comunidad autónoma, rango que no ostenta y por el que no accede a situaciones que son cotidianas en el resto de los territorios de la nación. Con la prudencia y responsabilidad necesaria, el actual Estatuto, debe quedar reformado y adaptado a lo prevenido en la Constitución salvaguardando siempre a Ceuta, convirtiéndola en la 18ª comunidad española. Esto debe ser un deber y una obligación de los que tienen esta responsabilidad.
 

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