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OPINIÓN - DOMINGO, 5 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / ESTRICTOS DURANTE EL CAMINO

Cuarenta y tres años después

Por Quim Sarría


La ciudad aguanta el plomizo levante con parsimonia, pocos turistas recorren las calles y los comercios no consiguen vaciar sus estanterías. Me choca bastante porque en aquellos tiempos, en que recorría sus calles como algo mío, los “paraguayos” eran siempre bienvenidos y el trasiego de mercancías colmaban las aceras y se amontonaban ante las viejas naves “Virgen de África”, “Victoria” y “Ciudad de Ceuta”.

Han pasado cuarenta y tres años de mi vida y de la vida de la ciudad; cuarenta y tres años que no plantaba mis pies en el viejo estadio Alfonso Murube, testigo de días de gloria y también de penas. De victorias sonadas y derrotadas apabullantes. Campo de rala hierba, más seca que un higo y con tantas calvas que uno se quedaba calvo cada vez que caía. Campo donde yo libraba batallas memorables junto a jugadores de la talla de Ramoní, Galván, Quico, Juan Ronda, Ordoñez, Lolo Bermúdez, Jiménez, Sánchez, Pirri, Del Real, Bascuñana, el “Chispa”, Rincón, Barranquero, Álvarez, Muñoz, Garcés, Troyano, Larios, Berrocal y otros muchos que hoy y en éste momento no recuerdo pero que los tengo en la punta de la lengua.

Entonces primaba el Atlético de Ceuta de los Ayala, Correa, Alonso, Anta, Totó, Enry, etc. un memorable equipo que daba tardes de gloria a la ciudad y alguna que otra goleada de escándalo como aquella al Bollullos por 9-0. Imborrable recuerdo de las banderas de todos los equipos, de la 2ª División Grupo Sur de entonces, ondeando en la banda de general y la tribuna repleta de vociferantes hinchas con los Bernet delante.

Cuarenta y tres años después, junto con algunos periodistas locales de renombre y bajo la mirada del editor, mi posible jefe, observo la presentación de otro equipo. Otro equipo representativo de la ciudad. Equipo que en mi tiempo lo formaba jugadores de una talla descomunal (Larios, Pirri, etc.) y en el que jugué un corto espacio de tiempo antes de fichar por el C.D. Diamante de Juan Blanca. Equipo éste al que el Imperio de Ceuta, guiado por Ramoní y llevado por Pepe “El Guardia”, no conseguía eliminar en las semifinales, para desespero de Pepe y al que sólo frenaba el C.D. Fundador, de la familia Martel, con sede en el Bar La Viña de la calle Juan I de Portugal.

El actual equipo de Ceuta promete mucho, pero esto ya es una crónica que llevan los periodistas dedicados al deporte, no voy a pisar ese terreno porque aunque lo quisiera no es mi estilo. No tengo madera de narrador de gestas o fracasos deportivos, prefiero practicar el deporte, no escribirlo.

¿Saben Vds. que he sentido envidia? Pues sí señores, he pernoctado en el mismo hotel donde se alojaban los futbolistas del Ceuta y comparar sus lisos vientres con el mío, ya me trae una congoja de ver cómo el tiempo hace estragos en uno y lo condena a seguir el camino, fondón si quieren, de quienes saben que nunca más recuperará aquellos esplendores y aquellas tristezas.

La tarde-noche de fútbol trajo un relax emotivo. Gente a la que no veía, de paso diré que tuve la oportunidad de saludar a Vivas, y con la que no trataba. Desde el simpático responsable de la puerta de palcos, con el que dialogué sobre las jugadas y los goles, hasta el hombre que ayudaba a un niño que se había perdido. Gente dicharachera, con sus buenas y malas uvas, pero gente de Ceuta.

Que todo un Real Betis Balompié, de Cúper, encaje cuatro goles es lo de menos. Que Ceuta siga demostrando en todos los frentes que existe es lo más que quiero. Ceuta no necesita demostrar su españolidad, aunque algunos exaltados lo promulguen, porque es y será ciudad española. No necesita gritar a cada momento su condición. Sólo necesita demostrar, con sus hechos, su valía imperecedera.

Sólo hay que meter, en todo caso, la idea de que no puede seguir siendo un plaza militar; un terreno acotado; un reducto de nostálgicos del régimen que, como mi juventud, nunca volverá. La Patrona ya está cansada de coger el aleo y tiene ganas de tomarse unas vacaciones, Ella sabe que los caballas la votaran siempre, más que a cualquier político, pero ya debe tener su perenne Mano tan agarrotada de sujetar una insignia humana, sin contar con el tremendo peso de su Hijo al que tiene que estar sujetando por la eternidad. Dejémosla descansar, os lo agradecerá sumamente.
 

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