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OPINIÓN - JUEVES, 9 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

A todos gracias

Por Asociación Ayuda a Virginia


La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
FRANÇOIS MAURIAC


El pasado 31 de julio, fallecía en Pamplona Virginia González Garciolo, a los 36 años de edad. Acababa así, como todos temíamos pero nadie quería imaginar, el periplo, la lucha sin cuartel de nuestra Virginia. Fue su enfermedad la que la dio a conocer cuando, en 1999, los miembros de la Asociación “Ayuda a Virginia” hacíamos un llamamiento desesperado a la sociedad de Ceuta, para ayudar a una paisana que necesitaba urgentemente un tratamiento en la Clínica Universitaria de Navarra.

Ceuta, como no, respondió. Han pasado ocho años, y finalmente, el cáncer, traicionero y vengativo, nos ha vencido a todos. A todos menos a una. Porque la lucha de Virginia, su dignidad y entereza, su manera de afrontar la enfermedad y dar ánimos a todos cuantos estábamos a su alrededor no eran los de una persona derrotada. Eran los de una persona con ganas de vivir, con fuerza y con la esperanza por bandera.

Virginia se nos ha ido, si. Pero nosotros no queremos dejar de agradecer, una vez más y cuantas veces haga falta, al pueblo de Ceuta el caudal de solidaridad y apoyo que recibió en 1999. Ceuta, un pueblo muchas veces denostado e injustamente maltratado, supo sacar de si mismo lo mejor, la solidaridad con el necesitado, para ayudar a que Virginia estuviese unos años más entre nosotros. Para poder verla casarse, sonreír, trabajar, hasta que emprendió el fatal e inevitable camino que a todos nos es obligado andar algún día. Un camino que ella comenzó pronto, muy pronto. Pero igual que nosotros sentimos que no se ha ido, que está en un lugar mejor que este, pensamos también que no puede haber fracaso en esa iniciativa popular. Fracaso hubiera sido no alcanzar la cantidad necesaria. Fracaso hubiera sido que los ceutíes no se hubieran conmovido, no hubieran aportado su contribución, da igual que mayor o menor, da igual que fueran partidos políticos, instituciones, empresas o particulares. Porque una muralla se hace ladrillo a ladrillo, y en aquel año todos construimos una muralla de solidaridad. Queremos insistir en agradecer tanto consuelo, tanto ánimo, tanto en aquellos días de esperanza como en estos de desolación. A todos, por tanto gracias. Y entre la pena, una convicción: este pueblo, unido, vale más que cualquier otro. Porque esa es la lección que aprendimos en 1999: juntos podemos.

Gracias, Ceuta.

Las misas en memoria de Virginia González Garciolo tendrán lugar hoy jueves en la Santa Iglesia Catedral a las 20:00
 

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