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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

De la idolatría angélica a Filemón


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Reconozco mi ambigüedad oral entre los efluvios de la “queimada”: “as meigas haberlas háylas”. ¿Y los ángeles…? ¡Ah, esa es otra cosa!. Su presencia es rastreable por los textos de la historia de las religiones con una variada polifuncionalidad, resumible en tres rasgos según apunta el profesor J. Martín Velasco:

- Como semidioses, suelen formar parte de alguna presunta corte celestial.

- Mensajeros de los dioses, son intermediarios entre estos y la humanidad.

- Guardianes del cielo, descienden a la tierra para proteger a hombres o pueblos.

Desde Asiria o Babilonia a Irán y pasando por los ambiguos “daimones” griegos, son rescatados no sin contestación por el Judaísmo para inspirar, finalmente, la rica angeología cristina y musulmana. Así los antiguos “ka-ri-bu” mesopotámicos, guardianes de la realeza con alas y espada, ascenderán al Génesis bíblico con su espada flamígera para proteger el acceso al Paraíso (El Edén), reconvirtiéndose en la tradición cristiana en los “querubines”. Con abundantes referencias en la literatura apócrifa judía tras el exilio de Babilonia (los rabinos prohibieron la inclusión de estos libros en la “Tanak” o Biblia hebrea por temor a alentar una larvada idolatría), reaparecen con fuerza en el ministerio de Jesús y en la formación del Cristianismo para, finalmente, ser asumidos con todas las consecuencias en el Islam. Todo no sin debates teológicos: Pablo mismamente (el auténtico fundador del naciente Cristianismo) hubo de prevenir en su Epístola a los Colosenses (2, 18) contra el culto a los ángeles y, todavía a comienzos del siglo II de la Era Común, el mártir Justino (santificado por el catolicismo) afirmaba adorar al Padre, al Hijo, “a las huestes de los demás ángeles buenos que le siguen y son creados a su semejanza” y al Espíritu Santo, mientras en otros textos cristianos (ya fundamentalmente arrianos) se alude al propio Cristo y al Espíritu Santo como “ángeles”. La hoy conocida como Iglesia “Católica, Apostólica y Romana” despachó finalmente el asunto en el primer concilio ecuménico del año 325 en Nicea: “Cristo es Dios y los ángeles son criaturas de Dios”. Curiosamente esta latente idolatría no representa ningún problema para el rígido monoteísmo islámico, pues solo el Corán (presunta palabra literal de Dios) cita a los ángeles en 33 suras. Por cierto, ¿son las “huríes”, las vírgenes del Paraíso, creadas según la tradición islámica con azafrán, almizcle ámbar y alcanfor y vestidas con setenta pliegues de seda tan diáfanos que dejan traslucir sus piernas… ángeles?. En conjunto y por cierto, ¿saben ustedes queridos lectores cual es realmente el sexo de los ángeles?. De acuerdo, prometo un día contárselo. Inch´Alá.

De todos estos simpáticos seres el que me causa más admiración es Filemón, el fiel protector alado citado por el psicoanalista C.G. Jung y que le hacía de “guía espiritual”. Para el médico suizo las experiencias humanas con los ángeles no significan necesariamente un rasgo de trastorno mental, pudiendo denotar aspectos de la mente inconsciente, a modo de arquetipos, que fluirían al exterior bajo determinadas circunstancias. Curioso. No, si al final los ángeles van a ser como las “meigas”, también háylos…..
 

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