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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Rodríguez Zapatero, culpable

Por Quim Sarriá


Después de una noche de fútbol en vivo y disfrutar de unos goles de bella factura, qué mejor colofón que darse un paseo por la ciudad antes de entregarse en los brazos afeminados de Morfeo. Después de todo, me sigue chocando la peculiar vida nocturna ceutí. Acostumbrado como está uno, allá en la ya lejana Cataluña, de meterse en la cama a altas horas de la madrugada se extraña de ver las calles ceutíes desiertas en tempranas horas.

Uno no para de asombrarse de la inventiva que tiene algunos articulistas, colaboradores de los diarios ceutíes, cuando dan rienda suelta a su imaginación y redactan, temerariamente, cuentos sin cabeza ni pie que acaban por retratarlos tal como son verdaderamente. Artículos que defienden una tesis indefendible, relatos que carecen de análisis sin ningún punto dónde agarrarse…

En fin, como cada uno tiene libertad de redactar lo que quiera, a su manera y sin cortapisas alguno, bien se puede catalogar esos artículos según la categoría que se crea conveniente. Unos critican la labor del Gobierno y otros critican las palabras del Gobierno.

Pero lo que no deja de producir cierto repeluzno es la natural tendencia de los peperos a suicidarse colectivamente merced a la actitud de los tres mosqueteros sin un d’Artagnan que los regule. Mientras Richelieu-Aznar siguen divagando en la soledad de su despacho en la Faes (tocado del ala desde que tuvo ese atentado), su favorito Mariano Rajoy ataca ferozmente, con la punta de la espada envenenada a conciencia, a su peor ¿mejor? enemigo. Mientras Felipe González ríe, por lo bajinis, en su casa arcileña.

Que el apagón que sufrió Barcelona, días atrás, y que afectó a barrios enteros, a causa de sobrecargas en dos transformadores, sea culpa de Rodríguez Zapatero es el no va más de las salidas cómicas que no logran forzar, siquiera, la sonrisa de los posibles espectadores de tamaño espectáculo. Dado que cada vez son peores las puestas en escena de esos tres nefastos actores del ruedo político nacional y con ellos esos articulistas, que defienden sus salidas de tono, sin pensar que entran de lleno en la categoría de especuladores sinvergüenzas de las noticias.

La única mentira, la gran mentira es la que suele soltar esa derecha vengativa, cueste lo que cueste, para calmar los miles de escarabajos y gusanos que les corroen las entrañas desde que vieron como se esfumaban sus expectativas de gobernar la gran nave que es el país. Una expectativa que les llevó a una derrota, como los llevará de persistir en sus mentiras. El proyecto pepero ha fracasado con rotundidad, mucho antes de que inicien su propia campaña electoral entre sus allegados.

La salida de Piqué estaba más cantada que la canción, de esos dos hermanos sevillanos, que dio la vuelta al mundo. Entretanto, otro sevillano se ríe en Arcila, con esa sonrisa de ardilla. Un político, con dos dedos de frente, habría visto la tremenda desviación aberrante de la cúpula pepera sobre una atroz campaña que sólo vanagloria a Aznar y, con él, a los otros dos, el vaquero del lejano oeste con pinta de cuatrero y el pirata de Su Nada Graciosa Majestad, hoy en el ostracismo. Esa atroz campaña en nada beneficia al país y, sin perjudicarle a la vez por la nulidad coyuntural demostrada, convierte en inane todo un partido político cuya meta, al parecer, es la destrucción sistemática de un político que ha sabido plantarles cara con talante y buenas maneras. Entre tanto, aparece el 007 español. De botijo y pandereta.

La ocurrencia de sustituir a un insustituible Josep Piqué, dará al traste con las esperanzas de mi amigo Arturo Fernández Díaz de ver aumentado el cupo de votos y, con ello, aspirar a algo más en un territorio, para ellos, comanche como es Cataluña. Los socialistas están muy agradecidos por esa decisión de la cúpula pepera porque la salida de Piqué significa, claramente y el tiempo me dará la razón, la pérdida de un buen puñado de votos o, como más, el mantenimiento del cupo. No entiendo que sigan siendo tan cerriles cuando saben que los catalanes votan, mayoritariamente, a los socialistas cuando se tratan de elecciones generales y Piqué significaba un garante para mantener el cupo de votantes en unos niveles aceptables dada la tendencia política catalana.

Si Vivas, nuestro presidente, se hubiera ido a pescar meros a la isla del Perejil, olvidándose de la política, los peperos ceutíes se verían en aprietos para lograr la victoria con esa contundencia con que la han logrado. El presidente del partido en Ceuta, que no Vivas, conlleva una aureola que en nada beneficia a su propio partido y, a más, cuando su distante comportamiento para con sus ciudadanos se limita a un fofo y despreciable apretón de manos mientras sus ojos divagan por el espacio exterior. Así fue como me saludó en las dependencias del Ejecutivo ceutí. Y no es resquemor por esa actitud lo que me obliga a escribir esto. Es su inabarcable falta de diplomacia y, para no entrar de lleno en pecados inconfesables y censurables, su nula dedicación atenta al pueblo llano. Igualito, igualito que Aznar y compañía. ¿Por qué me ha de extrañar?
 

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