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OPINIÓN - MARTES, 14 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

El Califato que viene (II)
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Después de una gran revuelta el nuevo Califa abasí fue entronizado (749) en la mezquita-aljama de Kufah (Irak), donde se traslada el nuevo centro de gravedad del poder hasta que en el 762 se funda Bagdad (“Madinat-al-Salam”, Ciudad de la Paz). Tras tres siglos de esplendor comienza la decadencia, que se prolonga durante algo más de doscientos años. Pese a todo su poderío, el proceso de desmembración fue constante: en Al-Andalus, el Emirato (756) primero y el Califato de Córdoba (929) después fundado por Abderrahmán III se hacen independientes política y espiritualmente de Bagdad; en el Magreb nacen las dinastías Idrisí (Marruecos, 788-974) y Aglabí (Túnez, 800-909); Egipto-Siria cae bajo los Tuluníes (868-905) y, tras un breve interregno abasí de treinta años, se abre paso la dinastía de origen turco de los Ijshid (935-1171) originando el Califato Fatimí (de ascendencia shií), al que sustituye el sultanato Ayubi fundado por el kurdo Saladino (1171-1252) barrido, a su vez, por el Sultanato-Califato Mameluco de El Cairo (1260-1520). Finalmente la gran invasión mongola de Hulagú, nieto de Gengis-Khan, arrasó Bagdad en el 1258, fundando en Persia tras convertirse al Islam la dinastía de los Ikanes (1256-1353). En el Mediterráneo Occidental y tras la eliminación de su gran competidor en Occidente, el Califato de Córdoba (1031), la gran amenaza que subsistió un tiempo fue la dinastía bereber de los fundamentalistas Almohades (1125-1269), pues los Almorávides aceptaron nominalmente la “jefatura espiritual” de Bagdad. Finalmente en 1290 (y hasta 1923) se desarrolla el Califato Otomano basando su expansión (como en los inicios del Islam) en el botín de guerra; alcanzaron Túnez y Argelia e islamizaron por la fuerza de las armas buena parte de Europa (Los Balcanes y Grecia), organizando (hasta su eliminación en Estambul en 1826) una temible fuerza de choque, los jenízaros, niños cristianos de entre 10 y 14 años raptados como impuesto y obligados a convertirse al Islam. En 1453 Mehmet II conquistó Constantinopla (desde entonces Estambul); la capital del residual Imperio Bizantino fue debelada tras una dura y heroica resistencia, bien al contrario del Reino nazarí de Granada que, apenas treinta y nueve años más tarde, pactaba con los Reyes Católicos su entrega en 1492. No deja de ser curioso: mientras el Islam era finalmente rechazado de la nueva Europa Occidental, razziaba el “limes” Oriental llegando a sitiar en dos ocasiones Viena.

“¡Alá es Grande!, ¡Califato, Califato!”, corearon anteayer más de cien mil fanatizadas gargantas en la capital de Indonesia….. ¡Califato!: desde Filipinas hasta Al Andalus pasando por Irak y con Ceuta en primera línea. En la Ciudad querida sería didácticamente interesante que las autoridades, desde el Delegado del Gobierno al Presidente de Ceuta, tuvieran los redaños de organizar una encuesta dirigida a la ciudadanía musulmana con algunas banales preguntas como las siguientes: “¿Qué opinan ustedes del Califato?”; ¿qué piensan de la recuperación de Al Andalus?”…. Y que nuestros musulmanes respondieran abriéndose de corazón y sincerándose en sus respuestas. Pero no hay cojones por ambas partes. Un acertijillo final: ¿Cuántos fieles del Tabligh, no ya de Ceuta, viajaron hasta Yakarta…?. ¿Y qué opinarán en el Tabligh de la reinstauración del Califato?. ¡Adelante con los faroles ‘Jarrapo’, pero las manitas que se vean y las cartas encima de la mesa!.
 

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