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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 15 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Un gran amigo mío, de esos que se cuentan con los dedos de la mano y, a veces, te sobran dedos, mostraba su extrañeza al escucharme decir que no creía ni en la política ni en los políticos. Y esa misma extrañeza le llevó a preguntarme ¿qué es para ti la política?. Para mí, con toda sinceridad, es la mayor de las mentiras, mejor contadas creadas por el hombre. Y en cuanto a no creer en los políticos tengo claro la diferencia que hay que hacer de ellos. No creo en los politiquillos del tres al cuarto, nacidos como pollos de granjas con la democracia porque, hasta los momentos actuales, no me han demostrado tener mérito alguno para que se les pueda considerar políticos ya que, de política, no tiene ni la más remota de las ideas.

Sin embargo tengo que reconocer que hay políticos de verdad, en los que si creo pero, con esos, me pasa como con mis amigos los de verdad, que los cuentos con los dedos de una mano y, a veces, me sobran dedos,. Teniendo en cuenta que, cada día, los auténticos políticos se alejan más de la política. O sea algo así como el pueblo, ese que pomposamente llaman soberano cuando no es más que garrafón de los malos que, cada vez, muestra una mayor abstención a la hora de las votaciones.

Y toda esa abstención que se está produciendo, en todos y cada uno de los pueblos de España son debida, principalmente, a que cuando el personal ve las listas que se presenta para gobernarles, algunos se hacen hasta cruces, sin acertar a comprender cómo personajillos tan inútiles, que nada les pueden ofrecer, porque no son ni representan nada, son capaces de ir en esas listas prestas a gobernar a un pueblo. Vamos tampoco hay que dar muchas vueltas, a la geografía española, para comprobarlo. Ya lo dijo aquel para muestra vale con un botón. Bueno, pues vale.

Lo de llamar soberano al pueblo en democracia, es otro de los cuentos mejor contados. Si el pueblo, ese que llaman soberano y cuya soberanía le dura veinte segundos que es lo que se tarda en introducir la papeleta en la urna, da su voto de forma mayoritaria, no hablo de mayoría absoluta, a una determinada formación para que le gobierne, por qué razón como consecuencia de los pactos, se reúnen, en algunos lugares, hasta seis partiditos y son los que gobiernan contra los deseos del pueblo. ¿Dónde está, pues, ese pueblo soberano, cuándo su voto mayoritario no vale para nada gracias al asunto de los pactos?. No llamarme “soberano” que ese nombre es mí martirio y me va a sonar a cachondeo, llamarme por mi nombre, “garrafón y del malo”.

La cosa está clara, si quieren comprobarlo, sólo les basta con echar un pequeño vistazo a la actualidad en varias ciudades e incluso en Comunidades Autónomas de este país aún llamado España, los pactos han dejado claro qué es lo qué pinta el pueblo “soberano”. Pues para dejarlo claro, de una vez por todas, pinta tanto como servidor en la capilla Sextina. O sea, nada de nada.

La política es, mientras no se me demuestre lo contrario, la más grande de las mentiras y mejor contada creada por el hombre. Ni más ni menos que como lo que el pueblo tiene soberano. Así, querido amigo, cómo quieres que crea en la política y en alguna especie de políticos. Explícamelo, tú.
 

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