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OPINIÓN - MARTES, 28 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Marruecos, la oferta electoral (I)
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Al final, apenas media docena de partidos son los que van a guisar el cus-cus (“cortar el bacalao” no es propio de esta tierra) por lo que me centraré en las tres primeras formaciones políticas del ranking electoral marroquí, que además y de alguna manera cubren un amplio espectro ideológico: los nacionalistas y conservadores del viejo partido del Istiqlal (fundado el 11 de enero de 1944), los socialistas posibilistas de la USFP y los islamistas moderados del PJD. El punto de color lo ponen los “Verdes” de Su Majestad, el ‘Partido del Medio Ambiente y el Desarrollo’ fundado el 27 de abril de 2002 y dirigido por Ahmed Alami (con 2 diputados en la Cámara de Representantes y 3 en la de Consejeros), quien fundamenta su programa en la protección ambiental, base de un crecimiento sostenible del país capaz de impulsar una amplia justicia social. Ni que decir tiene de su apuesta por las energías renovables.

Los istiqlalíes, nacionalistas y conservadores (defienden los valores de un Islam “de la tolerancia” y la recuperación de la integridad territorial del país), proponen una serie de medidas avanzadas por su secretario general, Abbas El Fassi, a la agencia oficial de noticias marroquí MAP y que podemos resumir en tres puntos:

- Reforma jurídica, introduciendo cambios en el Consejo Superior de la Magistratura.

- Reforma fiscal, bajando impuestos a las empresas estableciendo tres rangos: microempresas (autónomos para entendernos), pymes y grandes empresas incluyendo al sector financiero.

- Reforma social, impulsando una tasa de crecimiento de un 6% reduciendo paralelamente la inflación un 2%. Con ello se pretende bajar la tasa de desempleo del 10 al 7%, extendiendo la cobertura médica al 80% de la población.

Por su lado la ‘Unión Socialista de Fuerzas Populares’ (USFP, implicada en responsabilidades de gobierno desde 1998) rompe aguas intentando calar en un desconfiado electorado el reclamo del empleo. En palabras de su secretario general, Mohamed El Yazghi, la USFP promete dos millones de nuevos puestos de trabajo de aquí al año 2012. A mí tamaño órdago no deja de recordarme aquella promesa de Felipe González y Alfonso Guerra (¿se acuerdan, verdad?) de un millón de puestos de trabajo; luego vino la dura reconversión siderúrgica y naval (Cádiz y Gijón, Hornos Altos en Asturias y Sagunto) o minera, cuyas consecuencias aun colean; de la “quemada” siderúrgica solo se salvó el País Vasco, adivinen ustedes por qué… Pero volviendo a la USFP los socialistas propugnan, sensata y oportunamente, la creación de un nuevo ministerio que englobe políticas de igualdad y servicios administrativos de género social, haciendo un guiño al electorado femenino (48% del total) y al cumplimiento pendiente (sangrante en el medio rural y en los cinturones de las grandes ciudades) del nuevo código de la “Mudawana”. La USFP fundamenta su programa en cinco puntos: libertad, democracia, progreso social, solidaridad y modernidad, con el que pretende articular un modelo de sociedad “fundada en los Derechos del Hombre” (sic), si bien no especifica claramente a cual de ellos se refiere: los Derechos Humanos de las Naciones Unidas o la Carta de Derechos Humanos Islámicos de El Cairo…
 

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