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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 29 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Rumanos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Van entrando en avalanchas, digan lo que quieran, son europeos, y lo que sí parece es que su llegada no es como la de otras partes del mundo, con efecto llamada. Sin embargo, en la embajada de Rumanía se afirma que la entrada en el UE de este país, así como de Bulgaria no ha causado, como temía el Gobierno español, un incremento migratorio.

De todas formas, una cosa es la realidad, tal y como está, y otra las estadísticas oficiales. Porque lo que nadie puede discutir es que , con la adhesión de Bulgaria y de Rumanía a la UE, el día primero de enero de este año, ha su puesto una llegada, grande, de inmigrantes de ambos países, acaso no haya sido una llegada tan masiva como esperaban, pero sí son muchos, auténticas avalanchas en algún momento, por mucho que los datos oficiales traten de enmascararlos.

Cuando menos, el número de permisos de residencia se ha duplicado, con mayor número de rumanos, por supuesto, cuando comenzaba el verano. Hasta hoy, habrá que ver, de verdad, los datos fiables.

Asociaciones de inmigrantes y la embajada rumana en Madrid aseguran que la casi totalidad de nuevas tarjetas son de ciudadanos de Rumanía y de Bulgaria que ya estaban en España con anterioridad. ¿Clandestinamente?.

Los datos oficiales que proporciona el INE ( Instituto Nacional de Estadística) para el día 31 de diciembre de 2006, en España eran 525.000 rumanos y aproximadamente la cuarta parte, 121.000 ciudadanos búlgaros.

Pues bien, el pasado día 30 de junio, al final, por tanto, del primer medio año de 2007, había 404.604 tarjetas y permisos de residencia de rumanos y 99.860 de búlgaros, según la información que proporciona el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, que es a donde pertenece la Secretaría de Estado de Extranjería.

Con estos datos aportados hay algo que falla, porque no es normal que cuando “no se había abierto la puerta” aún hubiera oficialmente más inmigrantes de estos dos países, un 25% más, que ahora que es más accesible su llegada.

Y es extraño, salvo que el ministro Caldera cuente primero al revés y luego siga contando al revés menos la realidad existente. Y hay más, cuando el portavoz de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes Rumanos en España ha explicado que se ha producido una ralentización.

Esto no lo entiende nadie, si había 525.000, y ahora hay 404.600, eso no es ralentización, eso es pérdida numérica, con lo que hay que partir de la base de que, con la posibilidad de asentarse aquí legalmente, lo que han hecho ha sido irse. ¡¡Abramos las puertas a todos, para que se vayan los que llegaron ilegalmente!!. Así cesarían las llegadas de incontrolados.

Bromas a parte, el Ministerio o no sabe lo que dice, con estos números, o no dice lo que sabe con todo lo que está entrando de una forma controlada –los menos-, y descontrolada en auténticas avalanchas, también de rumanos.

Acaso el ministro Caldera no vea que también en su pueblo, Béjar, ahora hay muchos rumanos trabajando en la construcción o en la hostelería, y lo mismo en todas las zonas de alrededor, incluido mi pueblo donde y se cuentan por docenas, mientras que hace un año no había media docena.

Para el portavoz de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes Rumanos en España hay casos que se han vuelto a su tierra ante las buenas perspectivas que la adhesión comunitaria ha despertado en su país de origen: “ En Rumanía los salarios están creciendo muy rápidos; allí la economía va bien ...”. Esto significa que al no haber excedente de mano de obra, los que producen trabajo tienen que subir los salarios. Hay más oferta que demanda de trabajo.

Estas apreciaciones oficiales, que no dudamos que tengan su punto de partida, para el futuro, cierto parecen chocar ahora y aquí con la auténtica realidad.

La embajada de Rumanía en Madrid dice: “ no disponemos de cifras oficiales, porque estas corresponden a la autoridades españolas”. En definitiva, un camelo que nadie se cree.
 

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