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OPINIÓN - MARTES, 11 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Elecciones: ¿es Marruecos “islamista”?
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Obviamente siguen coleando y analizándose, por activa y por pasiva, los decepcionantes resultados (en cuanto a la tasa de participación, con una masiva abstención del 63%, junto a un 19% de votos nulos o blancos) de las elecciones generales del pasado día 7. Los marroquíes mostraron su apatía y desencanto. Tanto desde el entorno de los partidos políticos tradicionales como desde sesudos análisis del exterior, se vende la anestésica idea del “frenazo islamista” y la “Niké” de los partidos modernos y progresistas. Craso error. Para empezar, la corriente moderada del islamismo político representada por el ‘PJD’ quedó globalmente en segundo lugar, a tan solo cinco honrosos escaños del poderoso y legendario ‘Istiqlal’, el histórico partido de la Independencia, posición que se veía invertida en la ‘Lista Nacional de Mujeres’ como les comentaba ayer. En todo caso el PJD se consolidaba en las ciudades (hoy por hoy el “islamista” es un voto urbano) y desplazaba al ‘Istiqlal’ en el norte de país, quedando laminada la izquierda de la USFP: perdían su escaño varios ministros (cosa inusual en Marruecos) y dos personalidades del ex comunista PPS (otro ministro, Nabil Benabdellah y su secretario general, Ismail Alaoui). Las ‘Fuerzas Ciudadanas’, aliadas tácticas al PJD, arrancaban un escaño, lo mismo que otra formación política “islamista” (a la derecha del PJD), el ‘Partido del Renacimiento y la Virtud’ de Mohamed Khalidi (un ex dirigente del PJD y antiguo hombre del partido de Khatib), que arañaba otro diputado en Anfa-Casablanca en la persona de un controvertido predicador, Abdelbari Zenzami, un personaje me cuentan con ribetes radicales. Un día les escribiré de él.

Pero hay más datos a tener en cuenta: por ejemplo, una oferta electoral muy fragmentada con una masa de voto limitada. Pero si con todo la alegal ‘Justicia y caridad’ hubiera decidido intervenir con su voto (las calles son suyas), indudablemente le hubiera dado un vuelco electoral a la situación dejando un paisaje claramente “islamista” (entendiendo por tal una ideología política basada en la religión). Pero es que sin ello el Reino de Marruecos es, per se, un país ya islámico: ¿o no son figuras suficientemente referenciales la institución de “Amin al Moumenín” y la existencia de un ministerio de “Habús y Asuntos islámicos”?. ¿Y qué me dicen del ‘Partido del Istiqlal’?: sin llegar a ser islamista, su referencia islámica es nítida así como su trayectoria. Y que pese a ello ganó ajustadamente. Sí, no voy darles más la coña con las oscuras y masivas inyecciones de dinero, pero la reciente reordenación de las circunscripciones (ampliando alguna en dos, como Tánger) y otorgando además más votos al campo (donde el PJD no está, aun, implantado), son factores que han frenado sin duda la ascensión de las gentes del PJD, quienes no habían dejado de enviar señales de moderación templando gaitas con el régimen y educando participativamente a sus bases, confiando en el sistema.

Tres últimas observaciones: una, dudo mucho que el PJD (salvo a instancias del Rey y en un acto de puro patriotismo) participe en el futuro gobierno; dos, El Othmani pese a su prestigio podría verse superado por el “ala dura”, no descartando la vuelta de Mustafá Ramid al frente del grupo parlamentario; y tres, ¿quién dice que Marruecos “no es” islamista?. Yo les demuestro lo contrario.
 

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