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OPINIÓN - DOMINGO, 16 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los delegados del Gobierno
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Es axioma: en Ceuta se siente aversión por los delegados del Gobierno. Sobre todo si no pertenece al Partido Popular. Cuando ello sucede, cede la inquina en gran medida; aunque siempre queda el grito de la denuncia, si bien en tono menor, de Juan Luís Aróstegui. Cuyo sino de perdedor lo ha convertido, antes de tiempo, en persona de carácter triste, huraño y resentido por los continuos fracasos políticos.

Del maltrato que reciben los representantes del Gobierno en esta tierra, he escrito yo en bastantes ocasiones. Incluso he recordado las denuncias hechas por uno de ellos, dolido por la persecución de que fue objeto durante su estancia en el edificio gubernamental de la plaza de los Reyes.

Todo ello lo recordaba yo, otra vez, al leer un artículo donde el autor de éste calificaba de sinvergüenza a Jenaro García Arreciado. Y era porque el onubense había destacado unos logros… Hecho que a alguien le parecía una actuación carente de escrúpulos morales.

Verdad es que tanto Manolo Peláez como Luís Vicente Moro llegaron a creerse que podían actuar cual auténticos virreyes. Y se excedieron en sus cometidos.

El primero cayó en la trampa que le tendieron sus propios conmilitones. Gerifaltes del partido socialista de Ceuta que lo condujeron por la trocha de los desaciertos. Y el hombre no dudó en actuar basándose en hechos consumados. Y los reveses le fueron llegando con celeridad pasmosa.

Del segundo, qué decir que no se sepa ya. Pero conviene resaltar que gozó de unas amistades periodísticas, seleccionadas por él, y que no dudaron en ponerlo en la picota cuando lo creyeron conveniente. Mi impresión es que se pasó de listo. Y ello, a su edad, y con su tan cacareada trayectoria política, me sigue pareciendo un error de novicio en la materia.

A los delegados del Gobierno se les exige que lo sean de todos los ciudadanos de Ceuta, como debe ser. Faltaría más. Pero bien sabemos que todos buscan la querencia del partido al cual pertenecen.

Y el partido, cuanto antes, trata de acapararlos con fines electoralistas. Puesto que la autoridad que ostentan, y las informaciones a las que acceden, son requeridas como ayudas para fines interesados.

El partido socialista de Ceuta no ha sabido en los últimos tiempos conectar con sus delegados del Gobierno. A los hechos me remito: Jerónimo Roldán y María Antonia Palomo jamás se entendieron y el abulense tuvo que salir de naja.

Verdad es que el hombre surgido del frío ni supo ni quiso adaptarse a una tierra que decía no entender. Y pronto comenzó a dar la impresión de que estaba aquí por obligación y el problema le hacía deambular como alguien que gemía como una pavesa.

Con ese mal talante, y un rostro de aburrimiento que hacía bostezar al verlo, lo lógico era que cogiera el barco para no regresar. Un viaje del cual culparon a la entonces secretaria general, María Antonia Palomo.

Ahora sé de buena tinta que la tan citada María Antonia Palomo parece que está dando los pasos oportunos para ver de qué manera ella cuenta con posibilidades de convertirse, cuanto antes, en la nueva delegada del Gobierno. Un cargo que, de obtenerlo, le vendría que ni pintiparado para resarcirla de todos sus sacrificios políticos a favor de su partido.

¿Conocerá estas andanzas el delegado del Gobierno, Jenaro García Arreciado? De ser así, mucho me temo que sea él quien la esté postulando. ¿Razón?... Porque debe estar pensando en coger las de Villadiego cuanto antes.
 

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