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OPINIÓN - LUNES, 17 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / EL MAESTRO

Otra tragedia

Por Andrés Gómez Fernández


Lamentablemente esta colaboración no va en su línea habitual. Podría haber salido con temas sobre Educación para la Ciudadanía (EpC), fracaso escolar (está a punto de salir el informe PISA), violencia y acoso escolar (aparecen ya los primeros casos), la promoción con cuatro asignaturas pendientes en 1º de Bachillerato… Pero, la tragedia ocurrida el día 5 de los corrientes, el pesquero de Barbate, me obliga a escribir sobre ella. No tengo más remedio que solidarizarme con mi querido pueblo. El naufragio del “Nuevo Pepita Aurora” se produjo sobre las dos de la tarde a quince millas del sureste de la sufrida localidad gaditana, con un balance de tres marineros muertos y con cinco desaparecidos. Al parecer, el suceso se produjo por un golpe de mar provocado por el fuerte viento de Levante que había en la zona. El barco volcó y quedó con la quilla “al sol”. Ocho de los 16 tripulantes que se encontraban a bordo corrieron mejor suerte y pudieron ser rescatados por otras embarcaciones, que los trasladaron hasta el puerto donde fueron atendidos por los servicios sanitarios.

A pesar de que el fuerte viento fue el factor determinante de la tragedia, el lugar en el que el golpe de mar sorprendió al barco en “pleno Estrecho”, jugó también en contra de las víctimas. Cuando se levanta temporal, los barcos dejan de navegar hacia barlovento para hacerlo en popa. Por ello a juicio de los expertos, el “Nuevo Pepita Aurora” reviró y se escoró a una banda, sin lograr recuperarse, dando finalmente la vuelta. Este giro de 180º originó que la quilla “quedara al sol”. La posibilidad de que esta circunstancia hubiera permitido la formación de una bolsa (burbuja) de aire en el interior del pesquero, hacía que los equipos de rescate tuvieran una mínima esperanza de poder sacar allí con vida a los desaparecidos. El paso del tiempo, sin embargo, aumentó poco a poco el pesimismo de todo un pueblo expectante. Pero, el barco desapareció durante unas horas, hundiéndose definitivamente; por lo que se desvanecieron las ilusiones de remolcar el pesquero a una zona tranquila.

La otra cara de la moneda de esta tragedia es la de ocho supervivientes que, lógicamente, muestran su tristeza por la pérdida de sus compañeros de faena, pero al menos ellos pueden contarlo.

En estado generalizado de desaliento, se recibe la noticia de que un robot ha encontrado un cadáver en el cuarto de baño del pesquero hundido. Por primera vez dan muestras de cierto alivio. Al menos, una familia más podrá enterrar a su ser querido. Pero la fuerte corriente dificulta el rescate del barco, a pesar de la colaboración de gran número de barcos de la zona.

En el momento de redactar estas líneas –viernes día 14- las cosas siguen igual. ¿Por qué ocurrió? La embarcación era relativamente nueva –construida en 1998-. Al parecer se hundió al perder la estabilidad, después de que el viento y las olas arrastraran las artes de pesca que transportaba en un lado. Conviene apuntar que el “Nuevo Pepita Aurora” era “gemelo” –de la misma clase y características similares- del “O Bahía”, que naufragó el 3 de Junio de 2004, en la gallega “Costa da Morte”, por las mismas causas que el barco de Barbate.

En estos días he estado en contacto con algunos antiguos alumnos de mi etapa en Barbate, y la tragedia ha hecho mucho daño en sus conciencias, que no quieren que se repita algo parecido y que ya por siempre llevarán en la memoria a los cinco desaparecidos y a los tres fallecidos. Y en el recuerdo de todos, la desaparición del “Joven Alonso”, pesquero de Barbate con sus 39 tripulantes. Esta gran tragedia ocurrió el 8 de Diciembre de 1960.

El día 12 de Diciembre de 1949 los ceutíes vivimos también una gran tragedia: cuatro pesqueros se hundieron en los llamados “Isleros de Santa Catalina”. El balance de muertos y desparecidos fue alrededor de 60.

Y también, en nuestro recuerdo, una fecha que no olvidamos: 12 de Enero de 2006, la desaparición de nuestro inolvidable Pedro López Muñoz, cuando faenaba, como marinero –a él le gustaba que se le llamara así- en un pesquero de Barbate.
 

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