PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 20 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Refundar La Legión
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

“De Larache vengo ahora, donde el Tercio he servido y traigo conmigo a una mora que por mí pierde el sentido (…)”.

Hoy y como es tradición se conmemora en Ceuta, cuna de la Legión (desde el alistamiento en el antiguo Cuartel del Rey a la antigua “Posición A”, pasando por la primera Jura de Bandera en el arroyo de El Tarajal), el aniversario de la fundación de este peculiar unidad de combate creada a imagen y semejanza de la Legión Extranjera francesa; cierto es que su fundador, Millán Astray, incorporó a la misma la nomenclatura de los Tercios de Flandes dotando a las Banderas tanto de legendarios nombres como de la carpetovetónica ideología católica, una de las causas precisamente tanto de nuestro declive como potencia (hipotecándonos en absurdas guerras de religión al servicio del Papado) y de nuestro atraso secular. Bien está lo que bien parece y sirvan estas modestas líneas como homenaje a los Caballeros Legionarios caídos a lo largo de la geografía africana: desde Uad-Lau (primer destino en el Protectorado; utilizo la grafía de Franco en “Diario de una Bandera”) a Melilla, sin olvidarnos de la campaña de Sidi Ifni y el Sáhara. Supongo que hoy, al son de cornetas y tambores y con vibrantes discursos se hará un repaso a gloriosos hechos de armas y, sobre todo, una loa a los menguados efectivos legionarios en nuestras actuales FAS. Y ahí quería yo llegar: el legionario está imbuido de un adoctrinamiento y una mística especial; para calificar una unidad de “legionaria” hace falta algo más que definirla como tal sobre el papel y dotarla de la uniformidad al efecto. Es preciso imbuir a la tropa de un espíritu individual, de grupo, “único y sin igual”… Las condiciones geopolíticas de 1920 eran harto diferentes a las de ahora, pero también las actuales precisan (escasez de efectivos, variados teatros de operaciones camuflados tras “misiones de paz” y la guerra abierta que tenemos a las puertas…) de unidades con una impronta especial y en número suficiente, capaces de afrontar con éxito los riesgos dimanados de la nueva tipología de enfrentamientos y dispuestas en definitiva (voy a decirlo) a hacer el “trabajo sucio” de una sociedad meliflua, acobardada y sin rumbo que es ya, incapaz, de luchar hasta por su propia supervivencia.

Si en octubre de 1919 Millán Astray viajó hasta Sidi Bel Abbés desplazándose a “experimentar” un par de semanas, gracias a la aquiescencia del general francés Vherrier, con el Regimiento legionario de Tlemecén, hoy día alguien tendría que hacer su viaje iniciático y proponer un cambio en la doctrina, alistamiento y otras circunstancias inherentes a nuestra mítica Legión.

El resto son puros brindis al sol en medio de una desoladora decadencia. Lo siento en el alma, pero la relación entre las actuales unidades legionarias y sus predecesoras es casi meramente nominal; la Legión hoy no pasa la ITV. ¡Y este cuerpo militar es hoy más necesario que nunca!. Valórese la situación y ¡refúndese la Legión!.

Si empecé la columna con la estrofa de una vieja canción legionaria, permítame el lector acabar con otra: “¡Cómprate una gabardina, cabrón!”. Y el que quiera entender, que entienda.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto