Parece increíble que una familia de más de seis miembros
pueda vivir en una casa, a las faldas del mirador de Isabel
II en estos tiempos que corren. El camino de acceso a esta
localización es dificultosa incluso para los propios
vehículos, pero uno de los taxistas que acostumbraba a
llevar al matrimonio hasta la vivienda aseguró que el
anciano llevaba más de 50 años viviendo allí y que se había
“hecho al monte”.
“Allí viven muy tranquilos y respiran aire puro todo el día.
El problema del acceso no les importa, bajan a la ciudad
cuando necesitan comida o algún tipo de cuestión concreta”,
explicó este taxista.
La familia de Mohamed, un anciano ceutí de 78 años de edad,
recibió en el mes de mayo la orden de desalojo por parte de
los Juzgados de la localidad. En esta orden se les
comunicaba que en un plazo máximo de cuatro meses se
cumpliría el mandato judicial de desahucio. Ayer por la
mañana, esta familia se despertó con un gran sobresalto.
Numerosos agentes de la Policía Local, el magistrado de los
Juzgados y un agente judicial llegaron hasta el Mirador de
Isabel II para levantar la orden.
El terreno ha sido comprado, según informaron los afectados,
por un nuevo dueño, “pero no entendemos cómo han podido
permitir que se venda este solar, donde hay casas
construidas y vive una familia desde hace más de 50 años”,
indicó una de las hijas de Mohamed.
Al recibir la noticia por parte del agente judicial, la
familia se resistía a abandonar la vivienda, “no sabemos
dónde ir, estamos desamparados y creo que a Mohamed se le
está tratando como a un perro. No se le puede echar de su
casa de esta manera”, indicaba indignada Nahima, cuñada del
afectado.
Rápidamente, y ante la situación tan angustiosa que estaba
viviendo la familia, el magistrado de los Juzgados se puso
en contacto con los Servicios Sociales de la Ciudad Autónoma
para que atendieran la situación de desamparo en la que
quedaban estas personas. Finalmente fueron atendidos y
pasaron la noche en el centro de Cruz Blanca, a la espera de
que el Gobierno solvente su situación y les ofrezca algún
tipo de vivienda o de alojamiento alternativo. Con el
acuerdo de que se les iba a garantizar un lugar donde
dormir, la familia poco a poco fue recogiendo todos sus
enseres, muebles, ropas y demás artículos del hogar para
ejecutar esa orden de desalojo.
Pese a la notificación de los Servicios Sociales de que se
estaba comenzando a estudiar la situación de la familia, los
afectados mostraban su total descontento y preocupación ante
la nueva situación que se les avecina.
“No sabemos dónde ir, ni siquiera si nos van a poder dar una
vivienda o no, lo único claro aquí es que el dinero ha hecho
que una familia tenga que abandonar su casa de toda la vida
y ahora mismo esté en la calle”, comentaba otra de las
mujeres de esta numerosa familia.
Todos reclamaban, sobre todo, atención para el pequeño hijo
de Mohamed, de tan sólo dos años.
Toda la mañana
Desde primera hora y hasta más de las cuatro de la tarde,
estuvieron los agentes de la Policía Local y los miembros
del Juzgado de la localidad controlando que se hacía
efectiva la orden de desalojo de la vivienda del mirador. La
familia se afanaba en recoger toda una vida, empaquetarla en
cajas, maletas e incluso mantas y meterlas en los vehículos
que familiares y amigos pusieron a disposición de Mohamed.
Durante la peculiar ‘mudanza’ los gritos de indignación y el
resignamiento de los afectados se hicieron escuchar no sólo
hacia los agentes sino también hacia los miembros
judiciales. La situación de inseguridad que se les plantea
vivir a partir de ahora a esta familia queda en manos de la
capacidad de actuación de los Servicios Sociales de la
Ciudad Autónoma.
Del nuevo dueño, la familia sabe pocos datos, sólo que
“tiene mucho dinero para haber conseguido comprar este
terreno de monte tan extenso y con casas construidas”,
explicaban.
“La medida no nos ha parecido nada acertada, se le tenía que
haber buscado una vivienda a mi padre antes de que se
procediera a la ejecución de la orden. Nos sentimos
maltratados”, concluyó una de las hijas mayores de Mohamed.
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“Es totalmente injusto que vendan un solar
con viviendas construidas dentro”
De esta forma, y totalmente
resignada se mostraba una de las hijas de Mohamed, el dueño
de la vivienda que en la mañana de ayer fue desalojada por
los agentes judiciales y la Policía Local.
La mujer insistía a los agentes en que su padre llevaba
viviendo en la casa “más de 50 años” y que había cuidado el
entorno de bosque de la zona e incluso había plantado todo
tipo de verduras durante su estancia en ese solar, y que
ahora “lo están echando como a un perro. No deberían darle
ese disgusto a su edad”.
El anciano, de 78 años y con un hijo de dos a su cargo,
recibirá cobijo en el centro de Cruz Blanca hasta que los
Servicios Sociales de la Ciudad Autónoma le ofrezcan una
solución a su actual situación de desamparo.
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